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A medio cuarto de legua de la muy antigua villa de Fuentes, en el Reino de Sevilla, se levanta una fuente que desde siglos atrás fue el principal abastecimiento para la «manutenzión del común de estte vesindario». Ésta se surte a partir de un complejo sistema subterráneo de captación y conducción de aguas formado por dos manantiales o “minas”.

Rodeada de restos de distintos pueblos antiguos que habitaron estos lares, ya en 1599 aparece citada en las Actas Capitulares acordándose su reparo, y en 1690 el Cabildo Municipal acuerda hacer la fuente de piedra, para lo que contrata al cantero de Morón Antonio Gil.

A lo largo del siglo XVIII, varios miembros de la saga de alarifes de los Ruiz Florindo intervienen en el conjunto, ya que se continúan diversas reformas debido a la pérdida de suministro y a defectos en las conducciones.

Como en la Fuente de la Reina, otros manantiales y pozos de estas tierras llenas de historia siguen manando agua «buena y clara» desde tiempos remotos; características de un territorio que dieron el nombre a este maravilloso lugar del mundo que es Fuentes, de Andalucía.

jueves, 22 de octubre de 2020

EL SEÑOR DE LA SALUD, LA DEVOCIÓN A LA QUE DURANTE SIGLOS FUENTES HA IMPLORADO ANTE LAS CALAMIDADES

Los fontaniegos suplican una vez más, al crucificado de Juana de Cristo, salud para su pueblo ante el coronavirus

 

Francis J. González Fernández
Cronista oficial de la villa de Fuentes de Andalucía


Fuentes de Andalucía revive en estos días de octubre de 2020 una tradición centenaria al recurrir –como durante siglos han hecho los fontaniegos en épocas de penurias, plagas y calamidades–, pidiendo clemencia a la devotísima imagen crucificada del Señor de la Salud, que por petición popular ha pasado a presidir, temporalmente y de forma extraordinaria, la capilla mayor de la iglesia parroquial Santa María la Blanca.

La pandemia del coronavirus Covid-19 que desde los primeros meses de 2020 azota al planeta, se ceba en estos días de octubre especialmente con los habitantes de Fuentes, superando el medio centenar de casos positivos activos, y los contagios no merman a pesar de las distintas medidas implantadas.

El Cristo, que según cuenta la tradición encargara la beata mercedaria Juana de Cristo tras hablarle el crucificado de marfil ante el que oraba, presidirá el próximo viernes 23 de octubre un Vía Crucis extraordinario de rogativas en el citado templo cumpliendo todas las medidas de seguridad vigentes, ante la imposibilidad de hacerlo por las calles del pueblo como es costumbre ancestral.

Es usanza antigua y constante del pueblo cristiano impetrar el auxilio divino con motivo de las grandes epidemias o desastres sufridos por medio de rogativas dirigidas a Dios y procesiones votivas con la presencia de imágenes de Jesús, la Virgen María o determinados santos.

En Fuentes, viejas y arraigadas devociones como las del patrón San Sebastián, el Señor de la Humildad o el propio Cristo de la Salud, han protagonizado durante siglos estas expresiones de piedad popular; no solo en momentos de penurias, sino también como acción de gracias por el auxilio recibido, que tuvieron su auge con la explosión del fenómeno de la religiosidad y fervor popular de la época barroca.

La devoción fontaniega al Señor de la Salud nace en el siglo XVII y lleva asociada consigo una curiosa leyenda. De generación en generación se ha transmitido por tradición oral el relato de cómo, por medio de la imagen de un pequeño crucificado de marfil, la persona que –con fama de santidad– ante ella oraba oyó una voz que le dijo: «HAZME GRANDE Y SERÉ LA SALUD DE ESTE PUEBLO».


El crucificado pertenecía a la familia de la Vega y la persona en cuestión era la beata Juana de Cristo. Ella, complaciendo la petición divina, marchó a la vecina localidad de Marchena, de donde era oriunda, y encargó a un carpintero la ejecución de una imagen de Cristo crucificado a tamaño natural, el cual trajo hasta Fuentes en un carro tirado por bestias y ubicó en la naciente iglesia del convento de San José, de los mercedarios descalzos, para que fuera venerada por los fontaniegos, siendo desde ese momento la devoción de muchos hijos del pueblo a la que recurrían en sus necesidades.

Juana era beata, una costumbre extendida en la época en la que ciertas mujeres tomaban el hábito de una determinada orden y emitían votos religiosos sin vivir en comunidad. Nacida en Marchena en 1586, desde su infancia vivió en Fuentes, y con la llegada de los mercedarios en 1607 encontró en ellos el auxilio espiritual que tanto anhelaba, siendo patente su inclinación por la vida religiosa.

Juana se convirtió en un personaje místico de la época, cuya vida no pasaba desapercibida, pues solía protagonizar hechos escandalosos buscando su mortificación y humillación pública.

En 1610 consiguió tomar el hábito de la Merced, y siguió profundizando en su radicalidad evangélica, protagonizando excesos de sacrificio y austeridad y destacados ejercicios de caridad, a los que era dada. Todo ello provocó que pronto se fuera extendiendo su fama de santa y piadosa.

A pesar de la juventud, la salud le fue fallando y una multitud de males le prolongaron una agonía de meses cuando apenas contaba con veintiocho años; murió en olor de santidad el 25 de enero de 1616 y fue enterrada en la iglesia de los mercedarios, en la que ya debía de recibir culto el Señor de la Salud.

Sus restos yacen hoy tras la lápida sepulcral que existe en la capilla de Nuestra Señora de la Soledad, en el mismo templo de San José.

A lo largo del siglo XVII la popularidad y devoción al crucificado de la Salud se fue extendiendo en la población, hasta el punto de que cada vez que un peligro se cernía sobre Fuentes, los fontaniegos acudían a implorarle sus peticiones, llegando la veneración -aunque mermada- hasta nuestros días. Hemos de mencionar que el culto principal se centró en la nueva efigie, ya que la original de marfil permaneció en poder de la familia de la Vega y posteriormente en las dependencias privadas de los frailes.

La primera referencia documental de una súplica de los fontaniegos al Señor de la Salud ante una necesidad colectiva data de 1699, aun cuando queda probado en el texto que no era la primera vez. En este caso, se invocó al crucificado en busca de remedio de la sequía que aquejaba el campo fontaniego, llegando a auspiciar tal rogativa el propio Cabildo de la villa, siendo corregidor Juan Antonio de Anziola y vicario eclesiástico D. Sebastián de Góngora.

Según consta en el acta capitular de la sesión celebrada en 2 de abril de 1699, «en este cabildo se dijo que en atención a hallarse toda esta villa con mucha aflicción y necesidad que tienen los campos de agua, atendiendo a las grandes misericordias de Dios Ntro. Señor a quién debemos pedir, para que se pidiese esta villa dispuso se hiciese novenario con sermón y procesión general en el Convento de Mercedarios Descalzos de esta villa donde está la imagen del Santísimo Cristo de la Salud, imagen muy devota y a quién en semejantes casos se ha hecho otros novenarios. Y ha merecido esta villa su santa protección. Y para que tuviese efecto y que en la procesión que se hubiese de hacer asistan los Sres. Clérigos de la Parroquia de Santa María la Blanca de esta villa…».

De este modo, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, no fueron pocas las ocasiones en las que el pueblo dedicó novenarios, quinarios, procesiones de rogativas o de acción de gracias u otras muestras extraordinarias de piedad popular al Señor de la Salud ante situaciones excepcionales no sujetas a la decisión del hombre.


Otro aspecto que da muestra de la considerable devoción que se le profesaba al crucificado, es el retablo de gran factura que los mercedarios descalzos y señalados devotos levantaron para el Señor en el crucero de la iglesia del convento –en el lado del Evangelio–, coincidiendo con una época de explosión artística excepcional en Fuentes como fue el siglo XVIII.

En 1783, el carpintero fontaniego García Fernández Caño labró, en el nuevo retablo, el camarín principal con bóveda a los pies para el enterramiento de su familia. Este artesano local trabajó muy a menudo con los afamados alarifes Ruiz Florindo, de quien era cuñado de Antonio Ruiz Florindo (1746-1813), que estaba casado con María Fernández Caño.

Las leyes desarmotizadoras provocaron la exclaustración definitiva de la comunidad mercedaria de Fuentes en la década de 1830, con el consiguiente cierre del templo al culto diario, pero la devoción al Señor de la Salud seguía latente en el pueblo.

De este modo, el 8 de agosto de 1879, correspondiendo a tantos beneficios, y «como prueba del gran afecto y veneración que profesaban a este Dios crucificado con el título de la Salud», un grupo de 18 señores, de entre ellos el maestro Manuel Vilches, Antonio Conde, Manuel Bueno, Antonio López, el ya ex-alcalde y más tarde diputado en Cortes Fernando de Llera y Díaz, Antonio Ruiz Pilares y el médico Juan Mazuelos acuerdan formar una cofradía. En el reglamento redactado al efecto, se fija como principal culto un Quinario del 10 al 15 de agosto de cada año, con función matutina y procesión por la tarde el último día, fijándose el recorrido por las calles Carrera, San Francisco, Moral (Santa Ángela de la Cruz), Entendimiento (Compañía), Sol, Mayor (General Armero) y Nueva (San Juan Bosco). También en caso de calamidad, y si el pueblo demandara el amparo del Señor, se uniría a las exigencias de los fieles.

Una década más tarde, en noviembre de 1890, se redacta un nuevo reglamento, el cual es aprobado por el arzobispo de Sevilla Benito Sanz y Fores con rango de Reglas, el 10 de enero de 1891, siéndole incorporada a la cofradía una titular mariana, Nuestra Señora de las Mercedes, de la que se desconocen más datos. Según se reflejaba en la documentación, el principal fin de la Cofradía era el de «cuidar de la reparación, ornato y conservación de la Iglesia del Ex-Convento de Mercedarios, sufragar todos los gastos para sostener en ella el culto público y promover la devoción» a sus titulares. Se fijaba celebrar todos los domingos y festivos una misa en el templo, y en cuanto a cultos extraordinarios celebrar cada año un quinario al Señor con función principal en la mañana del último día, y una novena solemne a Nuestra Señora de las Mercedes terminando el 24 de septiembre con función principal matutina. Como novedad, en esta fecha queda suprimida la procesión anual, por lo que «respetando la costumbre de antiguo establecida, no permitirá la hermandad que sea sacada en procesión la efigie de Nuestro Padre y Señor de la Salud, sino en el caso necesario de sufrir la población alguna pública calamidad».

Para ello, primero era el pueblo de Fuentes, a través de un número representativo de vecinos, el que tenía que recurrir al amparo del Señor de la Salud. En segundo lugar, contar con el beneplácito de las autoridades civiles y eclesiásticas, en este caso, el Ayuntamiento por medio del alcalde y la corporación, y la Parroquia encabezada por el cura párroco.

El trabajo desarrollado por la nueva hermandad propició que la devoción estuviera en auge, hasta el punto de que el Cristo procesiona durante varios años consecutivos, por causas desconocidas, como ocurriera en 1915 y 1916, este último formando parte del cortejo representaciones con simpecados de todas las hermandades de Fuentes, en una época en la que presidía la corporación religiosa Gerardo de Novales y Maltrana.


Lejos de epidemias y otros males habituales en centurias pasadas, a lo largo del siglo XX varias fueron las ocasiones en las que se recurrió al Señor pidiendo el auxilio de la lluvia para los campos fontaniegos. Según testimonios de testigos presenciales, más de una procesión en rogativa pidiendo agua terminó mojada, como una desarrollada en la década de 1950 en la que portando el Señor sobre sus hombros el propio hermano mayor, Manuel Jiménez Ortega “Manolito el de la tienda”, tuvo que cubrir con su gabardina la imagen del Cristo de la Salud para resguardarla de la lluvia durante el regreso del cortejo al templo.
  

Tras el fallecimiento de Manuel Jiménez Ortega en 1959, bisnieto del antes nombrado García Fernández Caño, fue Antonio de Novales y Mantilla de los Ríos quien se hizo cargo de mantener el culto activo al Señor.

Durante la década de los sesenta y los setenta del siglo XX, la imagen del Cristo procesionó en Vía Crucis de forma continuada en las madrugadas o tardes de los Viernes Santo, sólo con hombres de paisano portando ellos mismos las andas y no teniendo un recorrido fijo.

Desde las últimas décadas, el culto público anual se limita a un Vía Crucis que se celebra cada año en la mañana del Viernes Santo en la sede parroquial con el crucificado ante la capilla mayor; aunque es de destacar la devoción que los fontaniegos profesan a esta imagen, recibiendo diariamente la visita de sus fieles.

La curiosa, y a la vez, fervorosa leyenda del Señor de la Salud da sentido a la duplicidad de que ambos crucificados –el pequeño de marfil y el que mandara hacer la beata Juana– se encuentren expuestos al culto en la actualidad en la iglesia parroquial Santa María la Blanca. 


La última vez que la imagen fue sacada de manera extraordinaria, fue en rogativa por la sequía que afectaba a estos lares: era 29 de enero de 2005.  

Y en pleno siglo XXI, cuando las últimas generaciones jamás imaginaríamos la crisis sanitaria que sacude al orbe mundial, y por petición popular, el pueblo de Fuentes recurre, como en tantas ocasiones ya hicieron nuestros antepasados, a la misericordia divina del Señor de la Salud, manteniendo viva y vigente esta ancestral tradición fontaniega. 

De este modo, el Cristo de la Salud preside insólitamente desde el 19 de octubre de 2020 la capilla mayor de la iglesia parroquial Santa María la Blanca, y el viernes 23 de octubre, a las 19:30 h., se rezará un Vía Crucis Extraordinario de rogativa ante el Señor, pidiendo por la salud de los enfermos y contagiados, por el alma de los difuntos y por el cese de esta triste calamidad. Ante la imposibilidad de realizar la rogativa por las calles de Fuentes, como es costumbre de siglos, el culto se desarrollará en el templo, con el Cristo inamovible y cumpliendo estrictamente las normas de aforo y seguridad sanitaria vigentes.



miércoles, 19 de agosto de 2020

LA FERIA DE FUENTES DE 1890, SUSPENDIDA POR LA AMENAZA DEL CÓLERA

La Feria de Fuentes de Andalucía remonta sus orígenes al siglo XVII, en aquellas primitivas Fiestas de la Ermita en honor a la Virgen de Consolación, de la Hermandad de la Humildad. En 1890 el ayuntamiento –a iniciativa de un grupo de vecinos– decidió engrandecer y dar un impulso considerable a la velada con la instauración en los mismos días de una feria de compra-venta de ganados. La amenaza del cólera, que décadas atrás había causado estupor en el vecindario fontaniego, dejó aquel nuevo concepto de feria y fiestas en un mero propósito. 


Francis J. González Fernández
Cronista oficial de la villa de Fuentes de Andalucía


Si el 2020 será una fecha histórica por la pandemia del coronavirus Covid-19, cuya crisis sanitaria ha provocado la significativa suspensión de la feria de agosto, ésta no es una circunstancia plenamente inédita, pues a lo largo de los siglos de existencia de esta fiesta fontaniega ha habido otras circunstancias de considerable entidad que provocaron la no celebración de la popular Fiesta de la Ermita. Epidemias tales como el temido cólera morbo o más recientemente la Guerra Civil Española (1936-1939) provocaron que las calles de El Postigo no vivieran sus días grandes en determinados años. 

El germen de la Feria de Fuentes se remonta a fechas lejanas del siglo XVII, ya que desde entonces la Hermandad de Nuestra Señora de Consolación, filial de la de Utrera y que radicaba en la Ermita de San Francisco del arrabal de El Postigo del Carbón, celebraba la fiesta del Dulce Nombre de María, el día 12 de septiembre, con función religiosa y procesión de la Virgen, con mayor o menor solemnidad según los recursos económicos de los que dispusiera la hermandad.

En las primeras reglas conocidas de la cofradía, que datan de 1658 [1], ya se recogen la fiesta a celebrar cada septiembre, aun cuando su origen puede ser anterior, ya que la Hermandad existía al menos desde 1622 [2], constando en esa fecha como la decimosexta en antigüedad entre las filiales de Consolación de Utrera.    

Sin lugar a dudas, la fiesta se hallaba concebida de una forma muy diferente, ya que se basaba en una celebración meramente religiosa a la que con el paso del tiempo –para su mayor esplendor y disfrute de los vecinos– añadirían fiestas de carácter lúdico a lo largo del siglo XVIII, y en las que el ente municipal comenzó a implicarse.

En 1836, el ayuntamiento en sesión plenaria acordó

«… que en atención a estar próxima la Velada llamada de la Hermita, se establezca ésta en el mismo paraje que se acostumbra estableciendo las tiendas y puestos en la calle Cruz, lo que arreglarán los diputados de fiestas poniéndose un auto de buen gobierno por el Alcalde primero Constitucional en el mencionado punto para que sin impedir el regocijo público se conserve el orden y la tranquilidad bajo las penas penitenciarias que imponga por defectos menores, y que se encargue a los comandantes de la Milicia Nacional Local de ambas armas bajo su más estrecha responsabilidad la conservación del buen orden de dicha velada estableciendo las correspondientes guardias la infantería y patrullando de noche y día los de caballería pie a tierra» [3]

Esta implicación en la organización de los festejos lúdicos fue creciendo y el ayuntamiento asumió progresivamente su papel como ente promotor de la fiesta.

«Con motivo de celebrarse el próximo domingo nueve del corriente mes la velada de la Ermita se acordó por unanimidad autorizar a la Comisión del ramo para que disponga los festejos que estimase necesarios a efecto de que dicha fiesta se celebre en la forma más conveniente sin perjuicio de dar cuenta a la Corporación para que resuelva el abono de los gastos que se ocasionen».

Durante la segunda mitad del s. XIX [4]y buena parte de la siguiente centuria, era habitual que la música corriera a cargo de la banda del municipio, que estaba financiada por el ayuntamiento:  

«… del abono de los honorarios a la Banda de Música del importe correspondiente por los servicios prestados durante los jueves y domingos de la temporada de verano, así como por sus actuaciones en la Velada de la Ermita celebrada los días 15, 16 y 17 de septiembre de 1889 bajo la dirección de Antonio Blanco Valenzuela» [5].

Y junto a la música, otros atractivos habituales eran carreras de cintas o eventos taurinos, tales como la corrida de novillos que, a propuesta de la Comisión de Fiestas y Beneficencia, organizó el ayuntamiento a beneficio del Hospital de la Caridad en 1894, eliminando el pago del impuesto de degüello de reses a las carnes de las que se lidien en dicho espectáculo [6].

Otra de las preocupaciones constantes del ayuntamiento con motivo de la Fiesta de la Ermita era el estado el que se debían encontrar las calles del entorno de San Francisco, donde acontecía la celebración. Son frecuentes las referencias en las actas municipales para el arreglo de las mismas:
«Ante la próxima celebración en septiembre de la Velada de la Ermita, el ayuntamiento acuerda, ante su necesidad imperiosa, la composición del empedrado de las calles en donde la fiesta se establece, o sea un trozo de la calle Lora, otro de la calle Cruz y de la calle Humildad» [7].

O autorizando el abono de los trabajos realizados:

Por «el reempiedro practicado en las calles Lora, Humildad y San Francisco, donde se celebra la velada de la Ermita en esta población» [8]
 
LA SOÑADA FERIA DE GANADOS DE 1890

Uno de los impulsos más significativos a la fiesta se planteó a finales del siglo XIX, acordándose por una amplia mayoría social de la localidad el establecimiento de una feria de ganados coincidiendo con la celebración de la Fiesta de la Ermita. En sesión plenaria celebrada el 24 de mayo de 1890, el alcalde José María de Llera y Díaz manifestó

«se le habían acercado varios vecinos haciéndole ver lo útil y beneficio que sería a esta población el establecimiento de una feria de compra-venta y cambio de caballerías, celebrándose en el mes de septiembre de cada año, teniendo en cuenta la situación topográfica de la misma, su riqueza y demás que se necesita para ello. El ayuntamiento después de discutir detenidamente la proposición del Sr. Presidente y considerando que la mencionada feria ha de producir grandes beneficios al vecindario, se asoció a ella, acordándose en su virtud, que para llevarla a efecto con el mejor acierto posible, se oiga antes a la Junta Municipal, y un gran número de mayores contribuyentes, para que explicándole el pensamiento del asunto expongan su parecer y en su vista acordar en definitiva» [9].

De este modo, se convocó la expresada reunión para el inmediato día siguiente, y en la tarde noche del domingo 25 de mayo la sala de juntas del edificio municipal acogió al Ayuntamiento Constitucional, la Junta Municipal y un nutrido grupo de los mayores contribuyentes de la población, llegándose a concentrar sesenta y seis personas que rubricaron por unanimidad el acuerdo. 

Expuesto el motivo principal por el que habían sido convocados, y después de tomar la palabra varios de los presentes

«… exponiendo las dificultades que habían de presentarse para llevar a cabo una determinación tan importante y los medios que debían tomarse para salvarlas, por unanimidad se acordó: dar un voto de confianza al Sr. Alcalde-Presidente para que en unión del Ayuntamiento, pueda llevarse a efecto el establecimiento de la referida feria, salvando si posible fuese las dificultades y obstáculos que puedan presentarse tanto en la preparación de los pastos y abrevaderos, como en las demás que reclame el asunto, facultándose para hacer los gastos necesarios y que sean imprescindibles, del capítulo de imprevistos del presupuesto, designándose para la celebración de dicha feria los días diez y seis, diez y siete y diez y ocho de septiembre de cada año, procurando a ser posible, que principie en el actual, poniéndolo en conocimiento del Ilmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia, para que le conste, y dándole la mayor publicidad a el acto por medio de los Boletines Oficiales y periódicos de mayor circulación para que llegue a conocimiento de las personas que deseen concurrir» [10].

El entusiasmo era máxime, e inmediatamente los responsables municipales emprendieron –durante el verano de 1890– las gestiones precisas y comenzaron a planificar y dotar de las infraestructuras necesarias para la celebración del mercado.


Tras la siega del cereal, el alcalde se había provisto de más de 700 fanegas de tierras de pastos para el ganado [11], se adquirieron dos bombas rústicas para sacar agua de los pozos y se construyeron dos cañerías para conducir el agua y un depósito para su acopio, del que se surtiría la feria, empedrando los alrededores de éste para su mejor conservación [12].

Así mismo se había construido una presa o estanque en la corriente del arroyo de Las Barandillas para recoger agua y se llegaron a efectuar los cimientos para levantar un pilar en el sitio llamado de la Cerca, a la salida de la calle Mayor, también con objeto de dar de beber al ganado de la feria programada. Por último, se emprendió la reparación y prolongación del pozo público conocido por el Ancho, situado a la salida de la calle Carrera, todo ello bajo las directrices del maestro de obras Francisco Ruiz Tesoro [13].


Pero las ilusiones pronto se verían amenazadas por la aparición de un nuevo brote de cólera en España. Aun cuando los preparativos seguían adelante, en la sesión plenaria celebrada el 28 de junio de 1890 se dio cuenta de la circular del Gobernador Civil de la provincia en la que instaba a los alcaldes a ejercer la mayor vigilancia posible en previsión de «cualquier caso sospechoso que pueda ocurrir de la enfermedad que se padece en la provincia de Valencia», así como de las medidas que se habían de tomar para prevenir la propagación de la epidemia [14].

El temido cólera se expandió por diversas zonas geográficas de España, y aun cuando no había ningún caso localizado en la provincia de Sevilla, –en sesión celebrada el 9 de agosto de 1890– el ayuntamiento decidió convocar de forma extraordinaria para el día 15 de agosto a la Junta Municipal y los mayores contribuyentes, para obrar de común acuerdo y después de oír su dictamen, acordar lo que mejor procediera y fuera más beneficioso para la localidad, vistos los riesgos sanitarios existentes [15]. 
Y de este modo, ante la concurrencia que acudió a la convocatoria, el alcalde José María de Llera y Díaz manifestó a los presente la posibilidad 

«de aplazar o no, por causa de la epidemia colérica, la feria proyectada para el diez y seis del mes venidero. En este estado y abierta discusión respecto al particular y después de haber usado de la palabra varios de los expresados Sres., por unanimidad de los concurrentes, se acordó: se suspenda por este año el establecimiento de la mencionada feria, por los temores que hay pueda presentarse la enfermedad colérica, de la que estamos amenazados, pudiendo el Sr. Presidente subarrendar los terrenos de pastos, que para dicho objeto tiene adquiridos, a la persona o personas que tenga por conveniente, y a los precios que crea oportunos, a fin de poder reintegrar en parte los fondos, que para ello, ha sido preciso abonar» [16].

Así, la amenaza del cólera en el verano de 1890 provocó la suspensión de la Fiesta de la Ermita y de la proyectada feria de compra-venta de ganados y caballería, ambas coincidentes y previstas para el mes de septiembre.  
 
NOTAS:
1] ARCHIVO DE LA HERMANDAD DE LA HUMILDAD DE FUENTES DE ANDALUCÍA. Copia íntegra y literal de la Regla de la Hermandad de Nuestra Señora de Consolación. Año 1749.
2] GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Francis J. Consolatrix afflictorum: Nuevos datos sobre la fundación de la Hermandad de Nuestra Señora de Consolación y Santísimo Cristo de la Humildad de Fuentes de Andalucía. Revista de la Semana Santa de Fuentes de Andalucía 2014. Fuentes de Andalucía (Sevilla): Ilustre, Pontificia y Muy Antigua Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y Nuestra Señora de la Merced, 2014, núm. 20, p. 51-55 y CARO, Rodrigo: Santuario de Ntra. Sra. de Consolación y antigüedad de la villa de Utrera. Osuna: 1622. Reedición Excmo. Ayuntamiento de Utrera, 2005. 
3] ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE FUENTES DE ANDALUCÍA (AMF). Sección Gobierno. Libro de Actas Capitulares nº 16, 1829-1836. Folio sin numerar. Sesión 6 de septiembre de 1836.4] AMF. Sección Gobierno. Legajo de Actas Capitulares nº 4, 1890-1896. Libro 1894, folio 13v. Sesión 1 de septiembre de 1894.
5] AMF. Sección Gobierno. Legajo de Actas Capitulares nº 3, 1885-1890. Libro 1889, folio 68v. Sesión 21 de septiembre de 1889.
6] AMF. Sección Gobierno. Legajo de Actas Capitulares nº 4, 1890-1896. Libro 1894, folio 17r. Sesión 15 de septiembre de 1894.
7] Ibídem, folio 10v. Sesión 18 de agosto de 1894.
8] Ibídem, libro 1891, folio 20r. Sesión 12 de septiembre de 1891.
9] AMF. Sección Gobierno. Legajo de Actas Capitulares nº 3, 1885-1890. Libro 1890, folio 127v. Sesión 24 de mayo de 1890.  
10] Ibídem, f. 128r – 129v.
11] Ibídem, folio 1v. Sesión 5 de julio de 1890.
12] Ibídem, folio 2r. Sesión 5 de julio de 1890.
13] Ibídem, folio 14r – 15r. Sesión 16 de agosto de 1890.
14] Ibídem, folio 135v. Sesión 28 de junio de 1890.
15] Ibídem, folio 12r. Sesión 9 de agosto de 1890.
16] Ibídem, folio 13r. Sesión extraordinaria 15 de agosto de 1890.

sábado, 13 de junio de 2020

LA FIESTA GRANDE DEL CORPUS EN FUENTES Y SU EXCEPCIONAL CUSTODIA. CINCO SIGLOS DE HISTORIA


El 8 de septiembre de 1264 el papa Urbano IV instituía la festividad del Corpus Christi, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés, y posteriormente –en 1317–, Juan XXII extiende la fiesta al Santísimo Sacramento a toda la Iglesia, aunque en ciudades como Sevilla dicha procesión ya se venía realizando desde 1282.

En Fuentes de Andalucía, los primeros datos sobre la festividad del Corpus que se poseen documentalmente en el Archivo Histórico Parroquial y hacen referencia a ello datan del siglo XVI, concretamente de un inventario de 1577, donde aparece una custodia procesional y unas andas para la citada procesión, ambas propiedad de la Cofradía del Santísimo Sacramento.
Desde muy antiguo el Corpus fue la fiesta grande de la villa, y por ello, el cabildo municipal de la misma participaba promoviendo y financiando actividades paralelas a la función religiosa con celebraciones lúdicas tales como bailes de moriscos, comedias, autos sacramentales, actuación de ministriles o corridas de toros que se celebran en la Barrera de Palacio (actual plaza de España); o invirtiendo sus caudales para el adecentamiento y reempiedro de las calles por las que debía discurrir la procesión sacramental. Tales referencias son habituales en las actas municipales durante siglos, citando a continuación como testimonio documental dos muestras de finales del XVI.
En el acta del cabildo celebrado el 1 de mayo de 1585 se recoge: “…el Sr. Gobernador propuso que sería causa muy justa que por la solemnidad del santo día del Corpus venidero de este año se represente en esta villa en tan alegre y solemne festividad algún paso pieza dramática breve a lo divino para lo cual sería bien llamar en este cabildo a Domingo Gil autor vecino de esta villa y que se trate con él que saque y represente el día el dicho paso y que por ello se le pague lo que sea justo. Los dichos señores del consejo dijeron que así se haga y fue llamado en el dicho cabildo el dicho Domingo Gil y habiendo tratado con él lo susodicho que el sacará el paso del Hijo Pródigo”.
Años más tardes, en el cabildo acontecido el 10 de mayo de 1594, “se trató que se saque una comedia para el día del Santísimo Sacramento de este año, y estando presente para este efecto Bartolomé de Montiel, natural de la ciudad de Sevilla, que es representante y autor, y se concertó con él por el Cabildo que el susodicho venga a esta villa para el dicho día del Santísimo Sacramento, tres días antes, con nueve personas y las ropas y aderezos necesarios y entre ellos dos voces de música, por contenido del cabildo, Y se le ha de dar los tres días de comer y han de hacer dos comedias, una para el Divino y otra sobre tarde a los vecinos, con su música . Y dando contento se le ha de dar 73 ducados, de esta forma: De contado 20 ducados, pagados en señal de la persona por quien el cabildo hubiere y dejando por resguardo prendas que valgan el doble de la cantidad. Y han de venir dentro de 15 días, desde hoy en adelante, a esta villa con toda la gente y música y han de hacer la comedia y mostrar la obra que hubieren de hacer el día del Santísimo Sacramento para que el Cabildo viese si era decente para el dicho Santísimo Sacramento y siéndolo quedase reasiento y si no lo fuere han de devolver los 20 ducados del recibo de presente y queda libre este Cabildo de reasiento y el recibo de los 20 ducados al cumplimiento de los 73 ducados se les ha de dar los 20 ducados el día que vinieren a esta villa. Y los ha de traer a su costa. Y el dicho Bartolomé de Montiel se aviene a cumplir todo lo cumplido que se ha de hacer sin falta. Y los 20 ducados que se le den luego, se hará un pagaré en Sevilla el viernes que es el día primero que viene y que se contiene  13 días del presente mes de Mayo”. 
LA CUSTODIA FONTANIEGA, TESTIMONIO ARTÍSTICO DE LA FIESTA GRANDE
Como consecuencia de la institución de la fiesta del Corpus y su auge en ciudades y pueblos, fue el irse creando unas obras de arte para la exposición pública del Cuerpo de Cristo que culminaron con esas auténticas “catedrales” que son las custodias procesionales. De entre estas piezas Fuentes cuenta con una magnífica obra que sobresale tanto por su grandiosidad como por el buen gusto en su ejecución.
La custodia fontaniega aúna en sí dos escuelas de orfebrería de gran prestigio e importancia en el siglo XVIII: la cordobesa, al ser el templete realizado por el platero cordobés José de Vargas Machuca, en el año 1751 y por un importe de 26.700 reales de vellón –ostentando el punzón con las letras BS junto al nombre de ARANAS–; y la sevillana, por parte del ecijano José Franco Hernández Colmenares –luciendo el punzón con la figura de un sol y el nombre FRANCO 84, que realizó la peana en 1784.
La peana es de base cuadrada con chaflanes y volúmenes de perfiles curvos en disminución. Está ornamentada con rocallas, entre las cuáles posee cuatro de ellas de gran tamaño que se sitúan en el centro de cada lado, llevando encarnadas espigas y racimos de uvas, símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo. Además de éstas, se aprecian gráciles guirnaldas de rosas y capullos de flores sujetos en sus extremos por artísticos lazos.
El primer cuerpo posee también planta cuadrada, con pilastras angulares en las esquinas, sobre las que descansan cuatro arcos lobulados perimetrales. Junto a cada vértice del cuadrado, y por la zona exterior, se colocan dos columnas, de orden dórico, aunque no están trazadas con los cánones de proporciones clásicos. En la parte superior de cada vértice, y por la zona interior, posee cuatro pequeños marcos con espejos. Sus fustes son estriados en sus extremos superiores e inferiores, y adornados con elementos florales cincelados en su parte central, donde se colocan anillos en cada uno de ellos.
Sobre el cuerpo central se encuentra una cúpula de base cuadrada escalonada, de perfiles rectos en su parte inferior y curvas decrecientes en la superior. Sobre los ángulos del mismo, se aprecian cuatro figuras macizas que representan las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
Se corona la obra con cuatro soportes calados en forma de hojarascas que sustentan un trono de cono invertido sobre el que se encuentra la figura triunfante de Cristo Resucitado.
El maravilloso ostensorio que aparece en la Custodia, guarnecido de piedras preciosas, es de la misma fecha y tiene el mismo punzón del cordobés Vargas. Porta viril en plata dorada.
La custodia está ejecutada en plata repujada con apliques dorados en el templete y posee una altura total de 1'60 m. Ambas partes fueron remodeladas en la restauración llevada a cabo por Francisco de Soto en 1888, donde se compuso y reformo la custodia según autorización del prelado hispalense con fecha de 7 de Agosto, y se doraron las nueve figuras que poseía y veintitrés piezas. En su interior ostenta las siguientes leyendas: De Fuentes año de 1751. fecit Cordoba.  /   Restaurada por Fco. ...(ilegible) Fuentes, Año de 1888.
El templete difiere claramente de las obras sevillanas, tanto en su forma, como en su decoración. Es una pieza de comienzos del rococó, donde la rocalla no es aún el único elemento decorativo.
En la parte baja de los intercolumnios del primer cuerpo poseía cuatro figuras macizas como las anteriormente citadas, que representaban a los Padres de la Iglesia. Actualmente se encuentran desaparecidas, habiéndolas tenido hasta los primeros años de la segunda mitad del siglo XX.
La custodia fue sufragada en 1751 por la Cofradía del Santísimo con donaciones y limosnas de sus hermanos, entre los que destacó los 10.354 reales que aportara “…Alonso de la Vega y Aguilar, Coronel Teniente de Rey de la ciudad de Buenos Aires, en la India Occidental, natural de la villa de Fuentes…”.
En el libro de cabildos de la Cofradía consta como “habiendo fabricado D. José de Vargas vecino de la ciudad de Córdoba una custodia de peso de setecientas y diez y siete onzas de plata y diez adarmes con más nueve figuras de Santos que pasan de 21 libras y 3 cuarterones de cobre fino soldadas con plata y doradas de molido más una repisa dorada que todo importa 26.700 reales vellón y habiendo recibido los 14.542 reales mencionados con más 7.458 reales vellón que todo importa 22.000 reales vellón, se le resta debiendo 4.600 reales vellón los 7.458 los dieron de limosnas diferentes hermanos”.Su reconocido valor la ha llevado a formar parte en varias ocasiones de distintas exposiciones y muestras de arte, destacando la llevada a cabo en 1985 por la Obra Cultura de la Caja de Ahorros San Fernando de Sevilla bajo el título “El Arte en el Corpus. Las Custodias”.

Así mismo, y curiosamente, ha procesionado a finales del siglo XX en varias ocasiones en localidades sevillanas como Peñaflor y La Campana.   

Francis J. González Fernández
Cronista oficial de la villa de Fuentes de Andalucía 


jueves, 4 de junio de 2020

LA LLEGADA DE LA PRIMERA IMAGEN DE MARÍA AUXILIADORA A FUENTES DE ANDALUCÍA. En su noventa aniversario. 1930/2020.



Es en 1929 cuando, tras no pocos esfuerzos, los salesianos de don Bosco logran establecerse en Fuentes de Andalucía. Ello fue posible gracias a la generosidad y el compromiso cristiano de las hermanas María de los Ángeles y Ana Sevilla Fernández de Peñaranda, que donaron la casa solariega principal de la familia, situada en la calle Fernando de Llera número 5, unos solares en la calle del Convento y las rentas necesarias para la institución de un patronato benéfico docente del que se habían de beneficiar los niños del pueblo, con especial incidencia en aquellos con necesidades básicas.
Tras la firma de los acuerdos y las obras de adecuación de las estancias, en diciembre de 1929 llegan los primeros salesianos a Fuentes e inminentemente –el 7 de enero de 1930– se abriría el colegio con las aulas repletas de niños, complementando sus labores docentes con acciones asistenciales y pastorales, por lo que pronto los salesianos se ganaron el cariño y la estimación de los fontaniegos.
Don Bosco y los salesianos han sido a lo largo de la historia de la Iglesia los principales impulsores de la devoción a la Virgen María bajo el título de Auxilio de los Cristianos; y de este modo, tras su llegada a Fuentes, la naciente comunidad pronto encargó la ejecución de una imagen de María Auxiliadora para la iglesia del colegio, que sería donada por la fundadora, Ana María Sevilla Fernández de Peñaranda.
Su ejecución correría a cargo de José Alarcón Santa-Cruz, en los nacientes talleres de escultura de la casa salesiana de la Trinidad de Sevilla –aunque como trabajo privado del escultor–, y la nueva efigie sería recibida en Fuentes de Andalucía el 4 de junio de 1930, de lo que se conmemoran ahora 90 años. Desde entonces, la Virgen está expuesta al culto en uno de los altares principales del crucero de la Iglesia de San José, del ex-convento mercedario descalzo, y a la sazón iglesia del colegio salesiano fontaniego de 1929 a 1948.


La llegada de la nueva talla a Fuentes se convirtió en todo un acontecimiento que, por la minuciosidad de detalles, reproducimos literalmente a través de la crónica de la entronización de la Virgen de don Bosco en Fuentes de Andalucía y los cultos celebrados, escrita por el primer director de la casa, Rafael Tormo García.

«Junio 1930. El día cinco reinaba enorme entusiasmo y expectativa, pues el día anterior en medio de un gran diluvio pudo ser traída la estatua, por el escultor Sr. Alarcón. Colocose en el paso, prestado gentilmente por el Sr. Alejandre, Alcalde de Fuentes, quién dio toda clase de facilidades, así como las demás autoridades. A pesar del mal tiempo, desfilaron por la Iglesia muchísimas personas, que salieron prendadas de la hermosura de la imagen.
En este mismo día fuimos a la estación a esperar al predicador y cantores que debían llegar en tren. A su hora llegó el convoy y me dan la terrible nueva de que D. Salvador quedaba en cama víctima de un terrible cólico. Tal noticia con el ajetreo de improvisaciones y preparativos me produjo un dolor de cabeza terrible. El desencanto fue atroz. Acudí a D. José Ojeda, quién se prestó a predicar aquella noche. A la hora del triduo la gente, que esperaba desde muy temprano se abriera la Iglesia, penetró en ella como una avalancha, ocupando bancos, sillas y hasta el último rincón de la Iglesia, coro, tribunas, presbiterio. Daba realmente miedo tanta aglomeración.
Revestidos los sacerdotes, bendijo solemnemente la imagen el Sr. Cura Párroco. Para esta ocasión un aficionado a la pintura, D. Luis Carrillo, hizo un cuadro del Beato Juan Bosco, y fue asimismo bendecido y expuesto al culto en un altar lateral. De María Auxiliadora fue madrina la fundadora de estas escuelas y donante de la estatua. Del beato lo fue Dña. Rosario, esposa del pintor D. Luis Carrillo.
El segundo día debió predicar el Director de la Casa. Para el tercero invité y traje de Carmona al Sr. Inspector quién lo hizo a pesar de no estar bueno de salud, por efecto de una hernia gravísima. Consecuencia de ello fue que se echó a morir y a prisa y corriendo lo llevamos en auto a Sevilla, dejándolo en la Clínica de la Salud, para ser operado. Hubo que vencer su obstinación, lográndose al fin librarse de una afección peligrosa.
Dimos vuelta a Fuentes llegando a las cuatro y media de la mañana, fiesta de María Auxiliadora, celebrándose ésta y su procesión con inusitado esplendor. Predicó D. Miguel Molina, vino la Banda de la Trinidad, el pueblo adornó con arcos y colgaduras casas y calles; pero tampoco faltó la nota trágica, pues se prendió fuego a un manojo de cohetes que sembraron el pánico entre la gente menuda y grande, siendo herida en un pie una vecina de la Iglesia, etc.
Siguió la procesión en marcha triunfal con gran orden y devoción, regresando a la Iglesia a las ocho y media dejando en todos imborrable recuerdo, la devoción arraigada, la fundación asentada en buenas bases y todos bendecían a la Auxiliadora de los Cristianos y al Beato apóstol de su devoción.
La banda dio un nuevo concierto hasta las once de la noche y dio vuelta a Sevilla en los camiones, y nosotros muertos de fatigas, molidos de tanto ajetreo. Hay que notar que el tiempo estuvo espantoso y solo antes de la procesión quedó sereno para contribuir al triunfo de María Santísima.
Los antiguos alumnos de Utrera contribuyeron sólida y eficazmente a las fiestas, con su dinero, con su asistencia y con su fervor».

No falto de contratiempos, la entronización de la nueva imagen de María Auxiliadora en Fuentes de Andalucía fue un acaecimiento gratamente recordado por los fontaniegos de la época, y fácilmente vinculado al establecimiento de los salesianos en la localidad, de tan feliz recuerdo. Como dato histórico, podemos aportar que junto al sacerdote Rafael Tormo, en este primer curso la comunidad salesiana estaba formada por el también sacerdote Esteban Corral y los clérigos José Ferro, José Báez y Manuel del Castillo.
Tal y como aludíamos antes, el autor de la efigie fue José Alarcón Santa-Cruz, sexto hijo de una numerosa familia de ocho hermanos que nació un 27 de Noviembre de 1904 en Candeleda (Ávila), donde su padre, sevillano de nacimiento, ejercía temporalmente como veterinario para el Ministerio de Sanidad de la época.     
En 1907 la familia se trasladó a Alcalá de Guadaíra donde José, ya en edad escolar, comenzó su educación en el colegio de los salesianos de la localidad. Pronto mostró facilidad e interés por el dibujo y el modelado, por lo que sus padres decidieron mandarlo al colegio que aquellos tienen en Sarriá (Barcelona). Marchó en 1920 a dicho centro salesiano donde permanecería hasta 1926. En 1927 regresa a Sevilla donde entra en contacto con el reputado escultor marchenero Lorenzo Coullaut Valera (discípulo de Antonio Susillo), que le contrata para colaborar en el monumento a Cervantes y el Quijote en la plaza de España de Madrid, modelando algunas de las figuras bajo la dirección del maestro. Esta colaboración durará algo más de dos años.                                                                        
En 1929, el joven Alarcón viaja a Italia donde permanecerá unos meses entre Roma, Milán y Turín. Al regreso a Sevilla, establece su propio estudio y funda en el colegio Salesiano de la Trinidad el taller de Escultura, donde ejercerá como profesor durante siete años formando nuevos artistas al tiempo que satisfaciendo para la comunidad salesiana tanto nuevas producciones como reposiciones restauradoras. En esa época se realizarán multitud de retablos e imágenes para los colegios y casas salesianas de la región.
Su imaginería en madera tallada y policromada fue siempre objeto de una cuidada ejecución, buscando una esmerada y alta calidad. A lo largo de su extensa vida profesional, irá decantando su técnica y desarrollando su propio lenguaje artístico sin perder nunca esas primeras líneas maestras que, a pesar de su juventud, se manifiestan en todas sus obras –fundamentalmente sus vírgenes–, como la de María Auxiliadora de Fuentes de Andalucía que nos ocupa, de serena dulzura, una de sus primeros trabajos de envergadura a su regreso de Sarriá. Posteriormente realizó las imágenes de María Auxiliadora de Alcalá de Guadaira (Sevilla) y Tacna (Perú).
La imagen «salesiana» de María Auxiliadora de Fuentes de Andalucía, conocida por el apelativo de «salesiana» por haber sido traída por los discípulos de don Bosco en la época fundacional, sigue la iconografía tradicional soñada por San Juan Bosco. La Virgen de pie luce túnica color rosa, que representa el amor materno, prendida con un cinto hebreo en la cintura, y manto color azul, que simboliza la sabiduría, cerrado con un broche en el pecho y recogiéndose en la parte delantera bajo la imagen del Niño Jesús. En la mano derecha María porta el cetro, en alusión a su doble condición de reina y dispensadora de gracia, mientras que en la izquierda aparece el Niño, levemente sonriendo, con túnica color crema y los brazos abiertos como símbolo de auxilio. Ambos portan corona, que simboliza el triunfo, y María aro de estrellas en número de doce, mencionado en el Apocalipsis, en metal dorado. La Virgen presenta frondosa cabellera morena, con la mirada baja, y una amplia cenefa policromada, estofada en oro con motivos vegetales, en los bordes del manto de la madre y la túnica del hijo.


El grupo sigue en su concepción la línea de los modelos procedentes de Sarriá: cierta rigidez y hieratismo en las figuras característicos de aquella escuela. Sin embargo, Alarcón incorpora en esta imagen una característica de la imaginería andaluza: la juventud en la Virgen con rasgos finos y elegantes, también en el tratamiento del pelo.


Tras el cierre del colegio y la marcha de los salesianos de Fuentes en 1948, la Virgen quedó para el pueblo y siguió expuesta al culto en el retablo ocupado en la iglesia de San José. Los antiguos alumnos siguieron manteniendo los cultos anuales y organizando la procesión en torno a la fiesta de la Virgen, cada 24 de mayo.
En 1978 nació en la localidad una romería a esta advocación, aunque con otra imagen de menor tamaño, que desencadenó en la fundación de una Hermandad en 1981, la cual ha asumido desde entonces y promovido el culto a la Virgen de don Bosco.
Fue en 2009 cundo procesionó por último vez por las calles de Fuentes de Andalucía la imagen «salesiana» de María Auxiliadora, ya que a esa fecha la Hermandad homónima centralizó los cultos en la efigie sedente de la Virgen, titular y propiedad de la Hermandad, que fue bendecida en 1988, aunque la imagen primitiva sigue expuesta al culto en la iglesia de San José, en el retablo que ocupara a su llegada en 1930, de lo que se conmemoran en estos días nueve décadas.

Francis J. González Fernández
Cronista oficial de la villa de Fuentes de Andalucía

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA:

Archivo Inspectorial de Sevilla. Sección Fuentes de Andalucía. Caja única.

- Archivo de la Hermandad de María Auxiliadora de Fuentes de Andalucía. Libro de Actas 1981-vigente.

- Archivo Parroquial Santa María la Blanca de Fuentes de Andalucía. Legajo Patronato «Santa Ana». Escritura de fundación.  

- Breve reseña biográfica de D. José Alarcón Santa-Cruz aportada al autor por su hijo, D. Juan José Alarcón Bocanegra, al que agradezco enormemente su disposición.

- GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Francis. J. (Dir.) Auxiliadora: 40 mayos. Crónica histórico-gráfica de la Romería de María Auxilidora de Fuentes de Andalucía 1978-2017. Fuentes de Andalucía (Sevilla): Hermandad de María Auxiliadora, 2017.
- GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Francis. J. Auxilium Christianorum: La devoción a María Auxiliadora en Fuentes de Andalucía. Fuentes de Andalucía (Sevilla): El Autor, 2013.
- LÓPEZ RINCÓN, Felipe: Los Colegios Salesianos de Sevilla y su provincia. Hechos históricos y aspectos artísticos. Morón de la Frontera, 2000.  

jueves, 14 de mayo de 2020

MAYO 2020. CUANDO LA VIRGEN NO BAJÓ DE SU ALTAR. Devoción y culto a María Auxiliadora en Fuentes de Andalucía




De no ser por esta terrible pandemia del covid-19, Fuentes de Andalucía estaría ya inmersa en las celebraciones propias del mes de mayo en honor y gloria de la Santísima Virgen, bajo la extendida advocación de Auxilio de los Cristianos, concluyendo –a finales de mes– con la siempre esperada Romería de María Auxiliadora, culmen de las fiestas.
Pero el estado de alarma sanitaria y las condiciones marcadas por las autoridades, han desembocado en la suspensión –por este año– de la celebración de los cultos externos principales, tales como la procesión infantil y ofrenda a la Virgen, procesión de gloria y romería. Por el contrario, a la espera del desarrollo de los acontecimientos y a expensas de las directrices de la Archidiócesis, la Hermandad no descarta la celebración del Triduo a la Virgen y la Función Principal en fechas próximas. 
Será, por tanto, un mayo insólito; una primavera como si le faltaran las flores. Y es que este espantoso virus nos está dejando cientos de imágenes y situaciones que –ni en la peor de las pesadillas– hubiéramos llegado a pensar que podríamos vivir en pleno siglo XXI. Pero también está sacando lo mejor de muchas personas que se están desviviendo, con sus hechos y sus dichos, por la vida, el bienestar y la salud general de los ciudadanos; porque el bien común es provecho para la vida y el alma de cada uno de nosotros.
Será un mayo, en el que la Virgen no bajará de su altar tras muchas décadas de culto y devoción a María Auxiliadora. Será un mes de María que viviremos desde la iglesia doméstica que es cada familia en el altar particular e íntimo del hogar. Será un mayo de muchas oraciones, de muchas plegarias, peticiones y gracias. Serán días de sueños por lo que está por llegar, anhelando esa normalidad –a la que no dábamos importancia– y que hoy tanto echamos de menos.
La devoción a la Virgen de don Bosco en Fuentes de Andalucía es relativamente reciente, aun cuando cuenta ya con casi una centuria desde la llegada de los padres salesianos a estos lares en 1929. Desde entonces, no ha faltado un mayo florido de rezos, cantos y cultos públicos a la Virgen bajo la siempre hermosa advocación de Auxiliadora de los cristianos.
Hoy, en mayo del año 2020, cuando Ella no bajará de su altar, su mediación es más necesaria que nunca ante esta pandemia que aterra a la población mundial. Y nosotros –devotos, fieles, romeros…– tenemos que hacer gala de nuestra condición de «buenos cristianos, y honrados ciudadanos», en palabras de don Bosco; actuando ante estos crueles acontecimientos con fe, esperanza y caridad, y cumpliendo escrupulosamente las medidas sanitarias establecidas para conseguir, más pronto que tarde, salvar la vida y recuperar la normalidad.
Desde 1929 no se recuerda ni un solo mayo sin sus excelsos cultos, y a partir de 1978, la Virgen no ha faltado fiel a su cita de recorrer calles y senderos de esta tierra sobre esa carreta que es retablo vivo y relicario de oraciones para una devoción. 

PROLEGÓMENOS DE UNA ROMERÍA
Fue en 1977 cuando un grupo de jóvenes fontaniegos instan al entonces párroco, don Jesús Córdova Sampalo, la celebración de una romería en Fuentes de Andalucía, principalmente con el trasfondo de romerías que van ganando popularidad en pueblos cercanos, pero la iniciativa no contó con la aprobación de la citada autoridad eclesiástica local.
En escasos meses –otoño de 1977–, tomó posesión al frente de la parroquia un nuevo sacerdote: el presbítero don Ramón Díez de la Cortina Consuegra. Los impulsores de la romería retoman el proyecto, y no solo consiguen el beneplácito del párroco, sino que don Ramón se convierte en un aliado que trabajará con ellos en el empuje definitivo para poder establecer en Fuentes de Andalucía una romería anual como peregrinación pública de fe y religiosidad popular.
Entre los promotores estaban Juan Corzo López, Paco y Antonio Fernández de Peñaranda Pérez… y la primera cuestión a resolver que se les presentó fue la advocación de la Virgen o santo a la que dedicar la romería. Entre los candidatos estuvieron San Sebastián, declinado por celebrarse su festividad en enero, fecha poca apropiada para una romería; la Virgen del Rosario, cuya imagen de un valor histórico considerable no era oportuna; la Virgen de Fátima, que ya presidía la romería de la vecina localidad de La Campana; o la Virgen de Lourdes, entre otras. Pero finalmente fue María Auxiliadora la advocación elegida, decisión sustentada principalmente en dos causas: por un lado, la de tratarse de una devoción inculcada por los salesianos durante las dos décadas que mantuvieron colegio en Fuentes de Andalucía y cuyos antiguos alumnos habían recuperados los cultos de triduo y procesión en los últimos años; y por otro, el de la fecha de la festividad de la Virgen, el 24 de mayo, muy idónea para la celebración de una romería a un determinado paraje natural del entorno de Fuentes [1].

CUANDO LA DEVOCIÓN A MARÍA AUXILIADORA LLEGÓ FUENTES DE ANDALUCÍA
La advocación mariana de «Auxiliadora» ya era conocida en los primeros siglos de nuestra era por las nacientes comunidades cristianas –el primero que llamó a la Virgen María con este título fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla, en el año 345 d.C. –. Pero sin duda, fue San Juan Bosco y los salesianos con los que esta advocación mariana encontró la popularización y llegó hasta Fuentes de Andalucía de la mano de la «Pía Sociedad de San Francisco de Sales», nombre oficial de los Salesianos de don Bosco (SDB), la congregación religiosa católica fundada en Italia en 1859 por el sacerdote turinense cuyo carisma principal es la promoción de los jóvenes, erigiendo su primera casa en España –en Utrera– en 1881.
El establecimiento de esta congregación en Fuentes de Andalucía se debe, como en otros tantos casos, a los deseos caritativos de una bienhechora, ilustre fontaniega: María de los Ángeles Sevilla y Fernández de Peñaranda, que legó gran parte de su herencia a los salesianos para que se establecieran en el pueblo y se dedicaran, de esta forma, a tareas educativas con los niños más necesitados.
En los primeros años del siglo XX, María de los Ángeles Sevilla comienza a mantener contactos con diversas órdenes religiosas, con el objetivo del establecimiento en Fuentes de alguna de estas para la instauración de un centro benéfico-docente en favor de los niños desfavorecidos del pueblo. Estos contactos se acentúan a partir de 1909 con la Inspectoría Bética de María Auxiliadora, pero son lentos los diversos trámites a cumplir que exigen los salesianos para el establecimiento.
Sin ver cumplidos sus deseos, María de los Ángeles, que había llegado a un preacuerdo con los superiores de la comunidad salesiana, fallece el 29 de enero de 1916, a los 63 años, víctima de un proceso canceroso, dejando todos sus bienes a su hermana Ana María, a quien encomienda la tarea de llevar a feliz puerto su proyecto, que habría de esperar todavía 14 años para hacerse realidad.
Por fin, en octubre de 1929, meses antes de la fundación de la casa fontaniega, la Inspectoría encarga a don Rafael Torno –que sería el primer director– la supervisión de las obras que se estaban llevando a cabo en cumplimiento del acuerdo en las instalaciones cedidas. «Así el domingo 20 de octubre tomé posesión de esta casa e Iglesia de San José y escuelas anejas, en nombre del Rector Mayor de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, instalándome en ella solo y quedando al frente de las obras, que en seguida se reanudaron con el fin de prepararlo todo y dar admisión a los niños en las escuelas» [2].
El 31 de diciembre de 1929 sería abierta la nueva casa de Fuentes de Andalucía, bajo el título de «Escuelas Salesianas de Santa Ana», siendo su primer director don Rafael Torno. Se veía así cumplida la voluntad de las hermanas Sevilla, comenzando aquí la andadura del Patronato «Santa Ana».
Los salesianos estaban satisfechos con la nueva fundación. Así lo reflejan las crónicas de estos primeros días: «Los niños acuden muy puntuales a la Santa Misa y a las clases, reinando mucho entusiasmo en todos, y la impresión producida en el pueblo no puede ser más grande. A poco se comenzará a enseñarles las oraciones que rezan durante la Santa Misa por las tardes, antes de marchar a sus casas» [3].
La familia benefactora dotó a la obra de la casa familiar de la calle Fernando de Llera, hoy número 7, valorada entonces en 18.000 pesetas, un solar en la calle del Convento, con un amplio patio en parte del cual se construyeron salones y retretes, y un capital de 281.200 pesetas en títulos amortizados con cuyos beneficios se habría de mantener en funcionamiento la obra instituida.
Con la fundación en marcha y el colegio en funcionamiento, la naciente comunidad encarga la ejecución de una imagen de María Auxiliadora para la iglesia, que sería donada por la fundadora, Ana María Sevilla Fernández de Peñaranda. Su ejecución correría a cargo de José Alarcón Santacruz, en los nacientes talleres de escultura de la Trinidad de Sevilla, y la nueva efigie sería recibida en Fuentes de Andalucía en los primeros días de junio de 1930.
La llegada de la imagen de la Virgen a Fuentes de Andalucía, a la que diariamente –durante casi dos décadas– los niños del colegio dirigían sus rezos y plegarias, provocó la diligente extensión de la devoción a la advocación de María Auxiliadora, cuya semilla plantada por los salesianos germinó prodigiosamente con el paso de los años, y a lo que también contribuyó la fundación en 1932 de la Archicofradía de María Auxiliadora, cuyo Simpecado aún se conserva y utiliza la Hermandad, con 153 cofrades y estableciéndose la visita domiciliaria de María Auxiliadora con 6 capillitas [4].
A pesar de que la marcha del colegio era buena, con más de 200 niños escolarizados, las dificultades económicas para su sostenimiento empiezan a presagiar, en 1946, una situación insostenible. Pese al interés y preocupación del pueblo y los trámites del alcalde y el párroco, todos los intentos por salvar esta casa salesiana resultaron infructuosos y en octubre de 1948 quedarían clausuradas las escuelas salesianas de «Santa Ana» por el Inspector de la Bética, don Felipe Palomino, devolviéndose todos los bienes de la Fundación al Patronato. Concluía así una obra de 18 años que había producido abundantes frutos en el pueblo.
La huella que dejaron los salesianos en los 19 años que desarrollaron su labor en Fuentes de Andalucía fue muy honda. Con su menester, su magisterio, su labor educadora,… inculcaron fuertemente en las familias fontaniegas la devoción y el amor a María Auxiliadora, la Virgen de don Bosco.
Tras la clausura del colegio y la casa salesiana, los antiguos alumnos continuaron celebrando cada año un triduo en la fecha de la fiesta de la Virgen, el 24 de mayo, y en ciertas ocasiones procesión con la imagen de María Auxiliadora. En 1970 estos cultos dejan de celebrarse por la ausencia de un gran número de antiguos alumnos en el pueblo pero, en 1974, se recupera nuevamente el triduo y la procesión de la Virgen, siendo cada vez más numerosa la presencia de fieles en dichas celebraciones.

LAS PRIMERAS ROMERÍAS Y LA FUNDACIÓN DE LA HERMANDAD
Tras designar los promotores y el párroco a la Virgen María Auxiliadora como titular de la romería a organizar, estos entraron en contacto con los antiguos alumnos salesianos y devotos que cada año venían celebrando los cultos de mayo, acogiendo un grupo de estos últimos la proposición con agrado y entusiasmo, dando cuerpo entre todas las partes al proyecto para hacer del mismo una realidad.
El lugar designado para acoger la peregrinación sería uno de los chaparrales de la finca del Castillo de la Monclova. Para ello, el propio don Ramón y Juan Corzo López se personaron en la hacienda para formular la petición, y con la intercesión del encargado de la finca, obtuvieron el beneplácito del duque de Francavilla, Jaime de Arteaga y Martín, –que a la fecha tenía registrada su residencia en la Monclova–, y de su padre, a la sazón dueño de la propiedad, el duque del Infantado, Iñigo de Arteaga Falguera.
Resueltas las cuestiones de la advocación y el destino de la romería, el tercer aspecto a solventar, y quizás el de mayor trascendencia, era la imagen que debía presidir el acto festivo, ya que la efigie a la que rendían cultos los antiguos alumnos no era apropiada por su gran dimensión.
Pero como la ilusión superaba toda barrera, ante el conocimiento de que la vecina Pepita García Rigalt y su familia disponían de una imagen de la Virgen de dimensiones menores, no dudaron en solicitarla, obteniendo el feliz ofrecimiento. Una imagen que el marido de Pepita, el confitero Miguel Fernández, había recibido tras resultar agraciado en el sorteo de la misma llevado a cabo en décadas anteriores en el Casino Artesano.
Y de este modo, el domingo 28 de mayo de 1978, tras la celebración de los cultos propios, entre un gran ambiente festivo y fervorizado, muchos fontaniegos salieron en romería en las primeras horas de la mañana junto a la carreta de la Virgen en numerosas carrozas, a pie, a caballo,… y al llegar al lugar elegido celebraron la Misa de Romeros, cantada por un naciente coro organizado al efecto. Tras la jornada de convivencia, la comitiva regresó al pueblo, llegando la Santísima Virgen al anochecer al convento de San José, de donde había partido.
Los acontecimientos se fueron sucediendo, y de este modo se adquirió una nueva imagen para la romería de 1979 por suscrición popular y una carreta para la Virgen donada por el propio duque del Infantado y, dos años después, el 10 de marzo de 1981 y tras convocatoria pública, un nutrido grupo de antiguos alumnos y organizadores de la romería se reunieron con objeto de constituir la Hermandad de María Auxiliadora y elevar solicitud a la Vicaría General del Arzobispado de Sevilla.
La entidad como tal se fue consolidando, y el calendario festivo de mayo se fue ampliando con la implantación del pregón de las fiestas, procesión infantil y ofrenda de flores.
Emotivo fue para los romeros el año 1987, en el que tras nueve años en el Castillo de la Monclova la romería cambiaría de ubicación, pasando a celebrarse, aunque solo por este año, en el paraje conocido como «El Torrejón», junto a la carretera de Travieso.

UNA NUEVA ETAPA. LLEGA «LA SENTAÍTA»
La imagen adquirida en 1980 resultó de escasa calidad, y el consiguiente deterioro de la misma provocó que la Junta Promotora llegara a estudiar la posibilidad de la adquisición de una nueva imagen, pero en esta ocasión, encargando su hechura al afamado escultor sevillano Juan Abascal Fuentes.
Pasadas las seis de la tarde de un soleado domingo 24 de abril de 1988, la nueva imagen sedente de María Auxiliadora, conocida cariñosamente desde entonces como «La Sentaíta», fue recibida por una gran multitud a la entrada del pueblo, en la Cruz Juan Caro, donde fue bajada de un furgón y desde allí llevada en andas hasta la Iglesia Parroquial donde sería bendecida en una celebración multitudinaria, pasando antes por la residencia de ancianas de las Hermanas de la Cruz.
Esta nueva efigie fue instalada en la Capilla Bautismal de la Iglesia Parroquial, convirtiendo la misma en el lugar de exposición al culto de la Virgen, y desde esta fecha es la imagen que, como Titular de la Hermandad, preside cada año la romería.
Con la llegada en 1988 de la imagen, la Hermandad comenzó a trabajar en una nueva carreta, que se ha ido completando durante las siguientes décadas hasta llegar a la magnífica configuración actual. Es también este primer año de «La Sentaíta» cuando por vez primera se celebra la romería en el emplazamiento de la vereda de la Fuente de la Reina.
Y con objeto de conseguir un lugar definitivo para la Romería, en 1989, la Hermandad comienza una recogida de firmas, solicitando al Ayuntamiento de la localidad la creación de un parque en la finca de propiedad municipal del Molino de Viento, colindante con la vereda en cuestión; y es en  1993 cuando el Ayuntamiento de Fuentes de Andalucía emprende la construcción de una ermita para María Auxiliadora sobre las ruinas del antes citado Molino de Viento, así como la arborestación y acotamiento del recinto de un parque rural, todo ello junto a la vereda de la Fuente de la Reina, donde ha venido celebrando cada año la romería en las décadas siguientes. 
Un año después, el 13 de mayo de 1994, el ente municipal hacía entrega de la nueva ermita a la Hermandad, que sería bendecida en la fiesta de la Virgen, el 24 de mayo.


El año 1997 sería el único, hasta 2020, de la ausencia de la peregrinación de la Virgen al campo en romería. Por motivos de lluvia, la Misa de Romeros tuvo que celebrarse en el interior del templo parroquial –la iglesia de San José estaba cerrada al culto por obras tras el desprendimiento de parte de su techumbre– y cancelarse la celebración de la romería. La lluvia se prolongó durante toda la mañana de aquel 25 de mayo, pero una despejada y soleada tarde permitió que la Virgen saliera a la calle en su carreta pasadas las 6 de la tarde y recorriera el pueblo de Fuentes, haciendo su tradicional visita a las ancianas de la residencia de las Hermanas de la Cruz.

LOS ÚLTIMOS AÑOS
En la etapa reciente de la Hermandad se han ido introduciendo numerosas novedades y se ha iniciado la renovación e incremento considerable del patrimonio de la corporación, tanto humano como material, así como revitalizando en general las fiestas de la Virgen.
Y como último aspecto histórico a destacar, cabe citar la celebración de la cuadragésima Romería de María Auxiliadora, por lo que ante tal efeméride el Cabildo General del hermanos ratificó la propuesta de la Junta de Gobierno de celebrar la Romería de la Virgen el 28 de mayo de 2017, en la finca del Castillo de la Monclova, en el mismo emplazamiento que lo hiciera aquel último domingo de mayo de 1978. Un lugar al que siguió peregrinando durante 2018 y 2019.
Cada año, el mes de mayo, mes de María, en Fuentes tiene un nombre propio, y no es otro que María Auxiliadora. Las calles se engalanan de celeste y rosa, y centenares de personas participan en los diversos actos y cultos que culminan uno de los últimos domingos del mes, en el que entre el tronar de cohetes y ecos de tamboril, entre palmas y sevillanas, Fuentes se viste de gitana y monta a caballo para acompañar por los caminos de esta tierra a la Virgen de don Bosco, «primero por las calles y después por los senderos».


El próximo 24 de mayo de 2020, fecha designada al afecto hace unos meses para la Romería, la Virgen no bajará de su altar para ser entronizada en su carreta. Las normas de desescalada para el desconfinamiento en la fase 1 (Desde las 00:00 horas del lunes 11 de mayo a las 23:59 h. del domingo 24 de mayo) autorizan la apertura de los templos y las celebraciones litúrgicas con un aforo del 30 % y cumpliendo estrictas medidas de seguridad sanitaria y distanciamiento social. Ello, nos permitirá al menos, poder compartir la Eucaristía y visitar a la Virgen, aunque sea escasos minutos. Será un día especial, en un mayo histórico, pues la cuadragésima tercera romería de la Virgen será en nuestros corazones. Un camino de oración, un camino de fe. 

¡VIVA MARÍA AUXILIADORA!

Francis J. González Fernández
Cronista oficial de la villa de Fuentes de Andalucía
Devoto de la Virgen y hermano de la Hermandad de María Auxiliadora


NOTAS:
1] Testimonios recogidos de Juan Corzo López, Luis Jiménez Rabadán, Carmen González Beltrán, Juan Osuna Naranjo, Diego Aguilar García y Victoria Caballero Herce.
2] Archivo Inspectorial de Sevilla (AIS). Sección Fuentes de Andalucía. Caja única: «Crónicas de la Casa Salesiana de la villa de Fuentes de Andalucía (Sevilla) desde 1930 a 1935». Están manuscritas y sin enumerar.
3] AIS. Sección Fuentes de Andalucía. Caja única: «Crónicas de la Casa Salesiana de la villa de Fuentes de Andalucía (Sevilla) desde 1930 a 1935». Está manuscrito, pág. 6.
4] AIS. Sección Fuentes de Andalucía. Caja única: «Libro de Crónica de la Casa Salesiana de esta villa de Fuentes de Andalucía (1930-1948)». Págs. 32-33.