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A medio cuarto de legua de la muy antigua villa de Fuentes, en el Reino de Sevilla, se alza una fuente que, desde hace siglos, fue el principal abastecimiento para la «manutenzión del común de estte vesindario», cuyo caudal se nutre de un ingenioso sistema subterráneo de captación y conducción de aguas. Rodeada de vestigios de los distintos pueblos que habitaron estos lares, la fuente aparece citada ya en 1599 en las Actas Capitulares, donde se acordaba «su reparo». Décadas después, en 1690, el Cabildo Municipal dispuso que fuera labrada en piedra. Durante el siglo XVIII, varios miembros de la saga de alarifes Ruiz Florindo, célebres por su huella en la arquitectura barroca de Andalucía occidental, intervinieron en la fuente y su sistema hidráulico. Al igual que en la Fuente de la Reina, otros manantiales y pozos de estas tierras cargadas de memoria e historia, continúan manando agua «buena y clara» desde tiempos remotos; rasgos de un territorio que dieron el nombre a este singular lugar del mundo que es Fuentes, de Andalucía. Como el agua que fluye de esta fuente, es mi intención que de este blog mane un caudal inagotable de historia y patrimonio fontaniego.

jueves, 7 de diciembre de 2017

UNA OBRA DE ARTE FONTANIEGA, EN LA CONMEMORACIÓN DEL IVº CENTENARIO DE MURILLO


El pasado 5 de diciembre, el Espacio Santa Clara de Sevilla abrió sus puertas a «Murillo y su estela», una de las grandes exposiciones que se celebran en torno al IVº Centenario del nacimiento del artista sevillano. Un viaje alrededor de su obra y de la influencia de su pintura en las generaciones posteriores, una estela que se prolongó hasta el siglo diecinueve. La muestra incluye préstamos de importantes pinacotecas internacionales como el Louvre, el Prado, Thyssen Bornemisza o el Palazzo Pitti... y entre ellas, una procedente de la Iglesia Parroquial Santa María la Blanca de Fuentes de Andalucía (Sevilla).
Más de sesenta piezas excepcionales procedentes de colecciones públicas y privadas. Obras del propio Murillo y de discípulos o seguidores, entre ellos, La Roldana, en una muestra transversal que combina pintura, escultura, fotografía, grabado y dibujo.
La obra pictórica en cuestión procedente de Fuentes de Andalucía representa la «Lactación de Santo Domingo», la cual preside uno de los retablos laterales de la Capilla de San José, situada en la segunda nave del Evangelio de la conocida como «catedral blanca de la campiña». Una pieza que debe su autoría a la firma de Esteban Márquez de Velasco, fechada en 1693.  
En la representación, organizada la composición en torno a una diagonal, Márquez tomó de Murillo casi literalmente el grupo del fondo, con la Virgen y santas aproximándose a santo Domingo de Guzmán moribundo, inspirándose en la Muerte de Santa Clara del claustro chico de San Francisco de Sevilla.
El cuadro, que no es la primera vez que esta participa en una exposición de renombre, es conocido popularmente como «La Virgen de la Buena Leche».

Esteban Márquez de Velasco (Puebla de Guzmán (Huelva), 1652 – Sevilla, 1696) fue un pintor barroco español, seguidor de Murillo. Formado en Sevilla con su tío Fernando Márquez Joya, pintor actualmente desconocido, con quien trabajó hasta 1672, sus obras conocidas muestran una estrecha dependencia del arte de Murillo, de quien tomó esquemas y figuras concretas, si bien sus tipos humanos, de grandes ojos oscuros, son muy personales. En su obra se advierten notables diferencias de calidad, debido a la participación del taller, del que salió una muy abundante producción, existiendo constancia de que como otros pintores sevillanos y andaluces trabajó para el mercado americano.





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