SOBRE EL NOMBRE DEL BLOG

A medio cuarto de legua de la muy antigua villa de Fuentes, en el Reino de Sevilla, se alza una fuente que, desde hace siglos, fue el principal abastecimiento para la «manutenzión del común de estte vesindario», cuyo caudal se nutre de un ingenioso sistema subterráneo de captación y conducción de aguas. Rodeada de vestigios de los distintos pueblos que habitaron estos lares, la fuente aparece citada ya en 1599 en las Actas Capitulares, donde se acordaba «su reparo». Décadas después, en 1690, el Cabildo Municipal dispuso que fuera labrada en piedra. Durante el siglo XVIII, varios miembros de la saga de alarifes Ruiz Florindo, célebres por su huella en la arquitectura barroca de Andalucía occidental, intervinieron en la fuente y su sistema hidráulico. Al igual que en la Fuente de la Reina, otros manantiales y pozos de estas tierras cargadas de memoria e historia, continúan manando agua «buena y clara» desde tiempos remotos; rasgos de un territorio que dieron el nombre a este singular lugar del mundo que es Fuentes, de Andalucía. Como el agua que fluye de esta fuente, es mi intención que de este blog mane un caudal inagotable de historia y patrimonio fontaniego.

jueves, 2 de enero de 2025

AQUEL TRIUNFAL 2 DE ENERO DEL AÑO 2000

A las 10 de la mañana de aquel frío domingo, las campanas de Santa María la Blanca repicaban a gloria en una jornada histórica para la comunidad eclesial fontaniega y el mundo cofradiero de la localidad; anunciado la llegada, recibimiento y bendición de la efigie del Señor de la Entrada en Jerusalén, que en adelante se convertiría en la imagen titular de la naciente Asociación Parroquial de la Borriquita de Fuentes de Andalucía, erigida meses antes el 7 de mayo de 1999.

Tras compartir el desayuno, los hermanos llevaron a cabo una póstula extraordinaria por los hogares de la localidad con el fin de recaudar fondos para sufragar los gastos de ejecución de la imagen.

A las 4:30 de la tarde, en un vehículo de la desaparecida casa comercial «Muebles y Tejidos Herce», llegaba a la «Cruz Juan Caro» la esperada imagen del Señor, que fue recibida entre aplausos y a los sones de la marcha «Triunfal», interpretada por la Banda de Música de Fuentes de Andalucía, cuyos notas se mezclaban con el repicar comunitario de todas las campanas de las torres y espadañas de Fuentes y el tronar de cohetes.

Seguidamente se puso en marcha el cortejo jubiloso que discurrió por toda la calle Carrera, que se encontraba engalanada al efecto, hasta la Iglesia Parroquial.

Habrían la comitiva un cuerpo de armados infantiles de la Centuria Romana de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Marchena, seguida de los niños hermanos con la indumentaria hebrea, representaciones de las Hermandades de la Borriquita de Huévar y La Puebla de Cazalla, las autoridades locales e invitadas, cerrando el mismo los sacerdotes invitados, el cura párroco, la Junta de Gobierno y el escultor, con palmas y ramas de olivos, entre una gran muchedumbre.


A la llegada a la puerta principal del templo parroquial, el Señor fue recibido por la representación de las hermandades de la localidad, cada una de ellas con su estandarte, que formaron parte de la procesión hasta el altar mayor, donde fue entronizada la nueva talla del Señor a lomos de la borriquita.

A las 6 de la tarde dio comienzo la Solemne Concelebración Eucarística, presidida por el Rvdo. D. Manuel de Azcárate Cruzado, párroco de Santa Ana, en Triana, y Director Espiritual fundador de la asociación, y concelebrada por los Rvdos. D. Eugenio Hernández Martínez y D. Fernando Fernández Gómez, éste último párroco de la localidad, auxiliados por un extenso cuerpo de acólitos y monaguillos.

Al ofertorio se procedió a la bendición de la imagen del Señor, en la que ejercieron como padrinos la Hermandad Sacramental de la Esperanza de Triana, el citado Pbro. D. Manuel de Azcárate y todos los niños de Fuentes, representados por cuatro hermanos.

Finalizada la función, la imagen fue expuesta a la veneración de los fieles en besapiés en los inicios de aquel año jubilar.

La nueva talla, que en un acto celebrado el 28 de octubre de 2001 tomó la advocación de Santísimo Cristo de la Paz, fue ejecutada por el entonces joven escultor e imaginero sevillano Mariano Sánchez del Pino. Su ejecución se desarrolló durante 6 meses; realizándose el Cristo en madera de cedro y la de la borriquita en madera de pino, ambas policromadas y de tamaño real.

Veinticinco años de aquella jornada histórica que marcó un antes y un después en la historia de la Semana Santa de Fuentes de Andalucía y sus hermandades y cofradías.