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A medio cuarto de legua de la muy antigua villa de Fuentes, en el Reino de Sevilla, se levanta una fuente que desde siglos atrás fue el principal abastecimiento para la «manutenzión del común de estte vesindario». Ésta se surte a partir de un complejo sistema subterráneo de captación y conducción de aguas formado por dos manantiales o “minas”.

Rodeada de restos de distintos pueblos antiguos que habitaron estos lares, ya en 1599 aparece citada en las Actas Capitulares acordándose su reparo, y en 1690 el Cabildo Municipal acuerda hacer la fuente de piedra, para lo que contrata al cantero de Morón Antonio Gil.

A lo largo del siglo XVIII, varios miembros de la saga de alarifes de los Ruiz Florindo intervienen en el conjunto, ya que se continúan diversas reformas debido a la pérdida de suministro y a defectos en las conducciones.

Como en la Fuente de la Reina, otros manantiales y pozos de estas tierras llenas de historia siguen manando agua «buena y clara» desde tiempos remotos; características de un territorio que dieron el nombre a este maravilloso lugar del mundo que es Fuentes, de Andalucía.

viernes, 2 de septiembre de 2016

CUANDO MIGUEL PARÓ EN FUENTES A COMER

En el IV Centenario del fallecimiento del “Príncipe de los Ingenios”: don Miguel de Cervantes Saavedra.


El calendario cultural nacional de 2016 está siendo protagonizado por la celebración de los 400 años de la Muerte de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), máxima figura literaria española y padre de la novela contemporánea, y a cuya figura y obra fue dedicada la XXIº Feria del Libro de Fuentes de Andalucía, acontecida el pasado mes de abril, entre otras iniciativas conmemorativas auspiciadas por el ente municipal y los centros educativos.
La azarosa vida de Miguel de Cervantes, enhebrada en cada uno de los dispares escenarios geográficos en los que se desarrolló -de Alcalá de Henares a Sevilla, de Madrid a Roma, de Nápoles a Argel…- hace que Cervantes sea un bien cultural reivindicado desde cada uno de los puntos cardinales, no solo de su biografía, sino de los que aparecen en sus inmortales escritos, desde las Novelas Ejemplares al coloso de El Quijote, donde quiso dejar constancia de su profundo conocimiento de la geografía ibérica.
Lo cierto es que Cervantes vivió, vagó y penó durante quince años en la Andalucía de finales del siglo XVI. Desde 1587, Cervantes recorre Andalucía sin rumbo fijo, dedicado a otros menesteres bien distintos a la literatura: los propios de un comisario de la Corona, primero para el acopio de trigo, luego de aceite para el abastecimiento de la Armada de Felipe II, y finalmente como recaudador de dineros impagados [1].
Viajando de pueblo en pueblo por Andalucía, conoció de primera mano a pícaros, delincuentes, mercaderes, ricachones, moriscos y gitanos que aparecerán después poblando sus obras, y aún sin documentar, excepto en una ocasión, es hipotéticamente muy probable el paso continuado de Cervantes por Fuentes al situarse geográficamente la villa en el discurrir del Carril de la Lana, principal vía de comunicación de la época que unía el centro con el sur peninsular, y a su vez, importantes ciudades y poblaciones de la época como Córdoba, Écija, Carmona y Sevilla, en las que se desarrollaron muchos de los días de la vida de Cervantes en Andalucía.  

El Carril de la Lana
Si desde la dominación romana la Vía Augusta había constituido la principal y más importante vía de comunicación que discurría por las cercanías del lugar de Fuentes, conocida como Al-rasif o Arrecife en la época musulmana, es en la primera mitad del siglo XVI cuando, por primera vez, aparece documentalmente un nuevo trazado que influiría de forma considerable en el desarrollo y auge de la naciente villa de Fuentes y que sería conocido como Carril o Ruta de la Lana. La significativa localización geográfica como punto de paso en una importante vía de comunicación, provocó que Fuentes recibiera importantes personalidades históricas de la época, que ya he recogido en otros trabajos de investigación publicados; casos como los del rey Fernando el Católico en 1508, el emperador Carlos I en 1526, el príncipe Cosme III de Médici en 1669, los hijos del rey Felipe V en 1729, el infante Carlos de Borbón –futuro Carlos III– en 1731, el rey Felipe V y la familia real en 1733, Fernando VII en 1823 o el general Espartero –regente del reino– con sus tropas en 1843, llegando en mucho de los casos a pernoctar en la villa [2]. 
Fernando Colón, hijo del descubridor, realizó en torno a 1517 un conjunto de noticias geográficas que darían lugar a su obra Descripción y Cosmografía de España. En ella aparecían dos caminos para unir Sevilla y Córdoba con Toledo, Madrid y Alcalá de Henares, en el centro de la Península, recogiendo dos trazados para desplazarse entre Córdoba y Sevillla: uno por la margen derecha del Guadalquivir, y otro por Guadalcázar, Écija, Fuentes, Carmona y Sevilla, atravesando la villa fontaniega a través de la entonces calle Mayor. 
Así lo cita expresamente Colón: «Sevilla es ciudad de treinta mil vecynos e fasta alcala de henares ay ochenta e tres leguas e van por carmona seys leguas e por huentes quatro leguas e por ecija cinco leguas e por cordoba e por ademuz e por almodovar del rio e por caracuel e por cibdad real e por malagon e por mançaneque e por mora e por guerta e por Ocaña e por chinchon e por arganda».
Es también en la centuria del XVI cuando aparecen los primeros repertorios de caminos, posiblemente las primeras publicaciones europeas con carácter utilitario, a modo de guías de viaje, que aportaban valiosa información sobre los caminos existentes y su estado de conservación.
De este modo surgen los trabajos de Pedro Juan Villuga en 1546 y Alonso Meneses en 1576. Ambos recogen el camino para ir de Sevilla a Córdoba que pasaba por Fuentes y que ya citara Colón, añadiendo los lugares geográficos de la Venta del Alvar, entre Carmona y Fuentes, y la Venta del Palmar, entre Fuentes y Écija.  
Estos itinerarios se consideraban los más rápidos para los desplazamientos y eran los que probablemente se encontraban en mejores condiciones.
En 1727, Pedro Pontón sigue localizando a Fuentes como lugar de paso obligado en el camino de Madrid a Sevilla [3].

Cervantes en Fuentes
A las pruebas documentales ya conocidas y estudiadas, se adhieren recientes hallazgos de investigadores que en suma constatan la presencia de Cervantes en el desarrollo de su oficio en pueblos y ciudades de la campiña sevillana, a saber: Écija (1587-1589), Paradas (1588), Carmona (1588 y 1590), Utrera (1592), Arahal (1592), La Puebla de Cazalla (1593), Marchena (1588, 1590 y 1592), además de Osuna, Morón o Estepa entre otros.
De su azarosa vida por estos lares, en la que tendría que recorrer una y otra vez el ya citado Carril de la Lana, pasando por la villa señorial de Fuentes, solo hay constancia de su paso por ella en su venida a Sevilla como comisario, en 1587.
Según narra el catedrático Miguel Herrero García en su obra Vida de Cervantes [4]: «La penúltima jornada terminaba en Carmona. Por la mañana recorrió las dos leguas y media entre Écija y la Venta del Palmar, y la legua y media que desde esa última había al pueblo de Fuentes. Comido que comió, prosiguió hacia la Venta del Albar, y al caer la noche estaba en Carmona».
Como se expone antes, lógicamente no sería la única vez que Cervantes estuvo en Fuentes en los años que anduvo de un lugar a otro de Andalucía desempeñando su empleo –pasando desapercibido–, y tal como bien cita nuestro compañero Juan Diego Mata Marchena en la obra Trigo y Aceite para la Armada. El Comisario Miguel de Cervantes en el Reino de Sevilla. 1587-1593 [5], nos situamos en una etapa de la vida de Cervantes en la que todavía “no era Cervantes, cuando apenas era conocido como escritor”, siendo un mero comisario de la Corona.
 
El Fuentes de la época
¿Cómo era el Fuentes que conociera Miguel de Cervantes? A finales de la centuria de XVI la villa contaba con 477 casas, 490 vecinos y 2.534 personas la habitaban, contabilizándose 481 vecinos pecheros -los ciudadanos que tenían obligaciones tributarias- [6].
En 1587, la titularidad del Señorío correspondía a la viuda de D. Álvaro de Fuentes y Guzmán, IXº Señor, Dña. Aldonza de los Ríos Acevedo, «señora y gobernadora de esta villa de Fuentes por D. Gomez de Fuentes y Guzmán, mi hijo, señor de ella», que para el citado año, había nombrado Gobernador y Justicia Mayor a Bartolomé Rodríguez, y como Alcaldes Ordinarios a Cristóbal Gómez Tortolero y Andrés de Morales [7].
La fisonomía arquitectónica del lugar difería bastante a la villa barroca que se configuró en los siglos XVII y XVIII, predominando el lugar el Castillo del Hierro -Palacio de los Señores- y una naciente Iglesia Parroquial Santa María la Blanca en construcción,  primera de las grandes actuaciones patrocinadas por la Casa de los Fuentes, que en las primeras décadas del siguiente siglo iniciarían las fundaciones de los Conventos Mercedarios, tanto en la rama masculina (1607) como femenina (1620), así como la Ermita de San Francisco en el arrabal del Postigo del Carbón  (1654). 
Era un núcleo de señorío, de carácter agrario y ganadero, en la que la mayor parte de las tierras productivas del término se destinaban a la sembradura de trigo, cebada y avena, así como a la producción de aceite procedente de las tierras de olivar. Un término propio del que, tras siglos de disputas, Fuentes gozaba desde 1558, cuando la Corona vendió a don Álvaro de Fuentes media legua alrededor de la villa de Fuentes del término de Carmona para que en adelante fuera término del lugar de Fuentes, y concediendo a los Señores jurisdicción civil y criminal sobre el lugar y sus moradores. 
La villa se encontraba barreada, es decir, cercada, controlando así los accesos en épocas de epidemias contagiosas, principalmente la peste. Solo se permitía el paso a través de las puertas de Marchena y del Monte, impidiendo el paso libre a través de la de Sevilla, por ser muy peligroso ya que los viajeros de ella y de Carmona podían traer el contagio de la enfermedad, según consta en el acta municipal del 2 de marzo de 1583 [8].
Sea como fuere, cierto es que andar, anduvo por estos lares, y al parecer, comer, comió; y posiblemente bien lo hiciera en más de una ocasión al amparo de los muros del viejo y modesto mesón sito hipotéticamente en la calle Mayor, lugar de paso obligado, y regentado por los fontaniegos Juan Caro, Cristóbal Aguilar o Juan Aguilar [9].  Y con la charla de algún que otro lugareño, el Cervantes que aún no era Cervantes gozaría del buen yantar con pan con queso, conejo, perdices, migas, gazpacho o unas gachas, y seguro, eso sí, regado con una jarra de vino peleón.

NOTAS:
1] CARMONA DOMÍNGUEZ, José María: Un tal Miguel de Cervantes vino a Carmona en febrero de 1590. En AA.VV.: Trigo y Aceite para la Armada. El Comisario Miguel de Cervantes en el Reino de Sevilla. 1587-1593. Sevilla: Diputación de Sevilla, 2015. Pág. 35.
2] Para conocer más, GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Francis J.: Fuentes de Andalucía, una mirada al pasado. Tomo II. Fuentes de Andalucía, 2013. Págs. 30-41.
3] MENÉNDEZ MARTÍNEZ, J.M.; GIL GARCÍA M.M. (Dir.): El Camino de Andalucía. Itinerarios históricos entre la meseta y el valle del Guadalquivir. Madrid: Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medios Ambiente, 1993.
4] HERRERO GARCÍA, Miguel: Vida de Cervantes. Madrid, Imprenta Nacional, 1948. Pág. 462.
5] MATA MARCHENA, Juan Diego: Cervantes no era Cervantes. En AA.VV.: Trigo y Aceite para la Armada. El Comisario Miguel de Cervantes en el Reino de Sevilla. 1587-1593. Sevilla: Diputación de Sevilla, 2015. Pág. 14.
6] GONZÁLEZ, Tomás: Censo de población de las provincias y partidos de la Corona de Castilla en el siglo XVI. Madrid: Imprenta Real, 1829. Pág. 334.
7] CERRO RAMÍREZ, Jesús: La villa de Fuentes. 1578-1800. Fuentes de Andalucía, 2011.
8] Ibídem. Pág. 60.
9] Ibídem. (Citas explícitas en Actas Capitulares del Archivo Municipal de Fuentes de Andalucía. 20 de Octubre 1589. Cabildo para […] Librar a Cristóbal Aguilar, mesonero, las costas que hizo con unos soldados. 19 de Junio 1595. Cabildo para tratar […] La petición de Juan Aguilar, mesonero. 6 de Junio de 1597 […] Cabildo para acordar pagar la cena que los soldados del capitán Juan Bocanegra hicieron en el mesón de Juan Caro).

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