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A medio cuarto de legua de la muy antigua villa de Fuentes, en el Reino de Sevilla, se levanta una fuente que desde siglos atrás fue el principal abastecimiento para la «manutenzión del común de estte vesindario». Ésta se surte a partir de un complejo sistema subterráneo de captación y conducción de aguas formado por dos manantiales o “minas”.

Rodeada de restos de distintos pueblos antiguos que habitaron estos lares, ya en 1599 aparece citada en las Actas Capitulares acordándose su reparo, y en 1690 el Cabildo Municipal acuerda hacer la fuente de piedra, para lo que contrata al cantero de Morón Antonio Gil.

A lo largo del siglo XVIII, varios miembros de la saga de alarifes de los Ruiz Florindo intervienen en el conjunto, ya que se continúan diversas reformas debido a la pérdida de suministro y a defectos en las conducciones.

Como en la Fuente de la Reina, otros manantiales y pozos de estas tierras llenas de historia siguen manando agua «buena y clara» desde tiempos remotos; características de un territorio que dieron el nombre a este maravilloso lugar del mundo que es Fuentes, de Andalucía.

martes, 13 de agosto de 2019

SIGLO Y MEDIO DE LA RIFA DEL COCHINO. 1869-2019


Las rifas o sorteos son una práctica comúnmente extendida en nuestra sociedad actual, y de todos es conocido su funcionamiento, pues no implica más que la adquisición de papeletas o boletos numerados consecutivamente por un precio fijado, con un procedimiento de sorteo determinado y expresado en el boleto. Extraído el número que determina el ganador en la fecha publicitada, el poseedor de la papeleta se hace acreedor del premio estipulado.

Una práctica de obtención de recursos económicos que está generalizada en el tejido social, pues es una habitual fuente de ingresos para asociaciones, clubes deportivos, hermandades… incluso para personas particulares que han subsistido con la celebración periódica de rifas.
Para la población de Fuentes de Andalucía, habituada a esta práctica por iniciativa de las entidades que dan cuerpo a su tejido social hay, sin lugar a dudas, una rifa que aparece marcada cíclicamente cada año en el calendario, y que a pesar de su cotidianidad, le avala siglo y medio de historia.
Existen determinadas imágenes que están ligadas íntimamente a la tradición y que, el correr del tiempo, no ha querido borrarlas de su espacio. Pasan los años, y los acontecimientos se van adaptando a las distintas épocas históricas que, una tras otra, se van sucediendo. Pasan las generaciones, y las costumbres y hábitos se modifican según las circunstancias sociales, económicas, políticas, etc. de la sociedad. Pero hay cosas que no cambian, que afortunadamente las mantenemos como señas de identidad, con su propia idiosincrasia.
La Feria de Fuentes de Andalucía –originariamente denominada Fiesta de la Ermita–, ha ido sufriendo a lo largo de su dilatada vida una serie de modificaciones sustanciales, de fines, de denominación... pero hay dos características peculiares que se han mantenido en el tiempo: el emplazamiento de su celebración, en el entorno de la ermita de San Francisco y de ahí su denominación primitiva; y desde 1869, la rifa del cochino de la Humildad, como popularmente se le conoce.


Y es que la vida e historia de esta Hermandad está íntimamente relacionada y unida a los anales de la Feria. Los comienzos se remontan a mediados del siglo XVIII, cuando la Hermandad de Nuestra Señora de Consolación y el Señor de la Humildad se encargaba de celebrar la fiesta del Dulce Nombre de María, el día 12 de septiembre, teniéndose los primeros datos documentales en 1758. Se trataba de un conjunto de celebraciones religiosas y lúdicas que dieron origen a la Fiesta de la Ermita y que celebraban en honor de su primera Titular, la Virgen de Consolación, en el arrabal del Postigo, junto a la Puerta del Carbón.
A partir de 1890, el ayuntamiento estableció coincidiendo con esta fiesta una feria de compra-venta de ganado, y en 1948, la Fiesta de la Ermita perdió oficialmente su denominación y pasó a ser Feria y Fiestas de Fuentes de Andalucía. Ya en la década de 1960, la celebración pasó de septiembre a agosto, como se mantiene en la actualidad.


Aprovechando dichas celebraciones, la citada Cofradía, entidad organizadora por aquellos tiempos de la fiesta, puso en marcha una rifa como medio de recaudación de fondos para el sostenimiento de la propia Hermandad y el desarrollo de los fines que le eran propios. Esto ocurrió por primera vez en 1869, año en el que se decidió rifar una mula, y a partir de 1870 se introduce la figura del cerdo.
El día 13 de junio de 1869 «Serreunió la hermandad de el Señor de Humildad / en el sitio de costumbre ermita de S.n Francisco / de Así y seacordo q.e secomprara una bestia mula / para rifarla por dichos hermanos q.e se ayara presente / para q.e coste [conste] cofirmamos todo los concurrentes / en el día de la fecha» [1].
El acuerdo fue rubricado por los oficiales Manuel Labella, José Giménez, Francisco García, Antonio Rivero y Juan de Flores, este último, hermano mayor.
Según los libros de cuentas, la celebración de esta primera edición de la rifa repercutió positivamente en la economía de la hermandad. A pesar de no encontrarse detallados los conceptos, la cofradía ingresó en septiembre de 1769 un montante de 1.912 reales [2], que difería considerablemente con la cifra de 150/200 reales que eran los ingresos habituales al mes en conceptos comunes de donativos o cuotas de los hermanos.
Los óptimos resultados propiciaron que la entidad continuara con la acción emprendida, y al año siguiente, en el cabildo celebrado el 12 de junio de 1870 «Sereunio la ermanda del S.n de la / humirdad en el sitio de costumbre / Ermita de S.n Fran.co de Asi se acordo / q.e cerifase el cochino y seis fanega / de trigo incluso los dos y para q.e / coste [conste] lo firmamos…» [3].
Desde esta fecha, las referencias a la rifa de la Fiesta de la Ermita son habituales en los libros de acuerdos, cuentas… de la Hermandad de la Humildad, conservándose varios boletos correspondientes a distintas épocas.


Hemos de hacer mención que aunque por lo general el agraciado recibía un cerdo vivo, en contadas ocasiones, como lo ocurrido en algunos años de la década de 1940, se sustituyó el animal por un regalo en metálico de 500 pesetas, premio más goloso en aquella época histórica de penuria y necesidad.
Cada tarde/noche de los días de fiesta, un grupo de hermanos sacaba el cerdo de los corrales de la ermita a la calle, colocando una mesa petitoria en la que dispensaban las papeletas, haciendo sonar una característica campana de mano para llamar la atención. Y así se sigue haciendo, ciento cincuenta años después de la primera vez, aunque ya el cerdo no se haya presente, perdiéndose un atractivo para niños y mayores. La remodelación de la huerta de la ermita con motivo de las obras de ampliación de la residencia de ancianas de las Hermanas de la Cruz, acometida hace unos años, produjo la desaparición de los corrales y, por tanto, de un lugar adecuado para acoger al cochino los días de feria, una vez que la Hermandad recogía la mesa de venta de papeletas.   


Pero a pesar de ello, –como cada año– se sigue manteniendo esta centenaria tradición y todas las noches de Feria los hermanos se siguen sentando haciendo sonar su campana y vendiendo papeletas frente a «la puerta del campo» de la huerta de la ermita, en la fachada de la nueva caseta municipal.
Y como cada año, el último día de la fiesta, se efectúa el sorteo públicamente. Todas las matrices de las papeletas vendidas son introducidas en el tradicional barril, que a modo de bombo de sorteo, alberga todas las oportunidades y del que, una mano inocente, extrae el número agraciado que se llevará el cochino de la Feria.
Siglo y medio haciendo lo mismo, perseverando una costumbre con solera que la Hermandad mantiene desde el siglo XIX y que perdura en el tiempo cumpliendo fielmente su fin principal: ser una fuente de ingresos para el sostenimiento de la Cofradía.


El Postigo, la Ermita, la Feria, la Humildad, el cochino, sus papeletas... una serie de elementos inseparables que son origen y tradición al llegar cada año está más que centenaria fiesta, y una de cuyas señas de identidad este año está de aniversario.
A la feria, fontaniegos, al Postigo, a disfrutar, y que compren muchas papeletas para que les toque el cochino.

Francis J. González Fernández
Investigador local de Fuentes de Andalucía
 

NOTAS:
1] (A)RCHIVO DE LA HERMANDAD DE LA (H)UMILDAD DE (F)UENTES DE ANDALUCÍA. Libro delos Cavildos dela Hermandad de Nuestra Señora de Conzolacion zita Enla Hermita de Nuestro Padre San Franco de esta villa de Fuentes. Año de 1732, f. 72-72 r.
2] A. H. F. Libro de Data de la Hermandad de Nuestra Señora de Consolación y Nuestro Padre Señor de la Humildad. 1803, Cuentas de 1769. Folio sin numerar.
3] A. H. F. Libro delos Cavildos..., f. 75.

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