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A medio cuarto de legua de la muy antigua villa de Fuentes, en el Reino de Sevilla, se levanta una fuente que desde siglos atrás fue el principal abastecimiento para la «manutenzión del común de estte vesindario». Ésta se surte a partir de un complejo sistema subterráneo de captación y conducción de aguas formado por dos manantiales o “minas”.

Rodeada de restos de distintos pueblos antiguos que habitaron estos lares, ya en 1599 aparece citada en las Actas Capitulares acordándose su reparo, y en 1690 el Cabildo Municipal acuerda hacer la fuente de piedra, para lo que contrata al cantero de Morón Antonio Gil.

A lo largo del siglo XVIII, varios miembros de la saga de alarifes de los Ruiz Florindo intervienen en el conjunto, ya que se continúan diversas reformas debido a la pérdida de suministro y a defectos en las conducciones.

Como en la Fuente de la Reina, otros manantiales y pozos de estas tierras llenas de historia siguen manando agua «buena y clara» desde tiempos remotos; características de un territorio que dieron el nombre a este maravilloso lugar del mundo que es Fuentes, de Andalucía.

miércoles, 10 de abril de 2024

LAS COFRADÍAS FONTANIEGAS COMO TEJIDO SOCIAL EN EL ÚLTIMO MEDIO SIGLO (1967-2024)

Las hermandades son asociaciones públicas de fieles que erigidas en el seno de la Iglesia Católica, y a cuyo Código de Derecho Canónico se ajustan, se componen de fieles laicos; personas que congregadas bajo unos fines determinados y unas devociones particulares conforman una entidad, rigiéndose por unas reglas o estatutos aprobados por la autoridad eclesiástica competente, en este caso, por el arzobispo de Sevilla. 

Al margen de su propia naturaleza y en un ámbito globalizado, en Fuentes de Andalucía las hermandades constituyen el colectivo más numeroso dentro del tejido social de la localidad, y no solo en términos cuantitativos, sino históricos. Algunas de ellas remontan su origen al siglo XVI, teniendo en cuenta que hay referencias escritas que nos trasladan a la segunda mitad de la década de 1500 en las que ya se citan, y aún con vicisitudes y épocas de inactividad corporativa, se han mantenido con el paso del tiempo durante centurias, hasta llegar a la actualidad. 

Es preciso puntualizar que el auge en el número de miembros ha sido un fenómeno de las últimas décadas, momento en el que se ha tomado conciencia de que la hermandad la hacen los hermanos, como patrimonio humano, y que para poder participar de la vida de la misma es lo razonable y coherente. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que hasta hace unos años eran muchos los penitentes que llegaban a salir en estación de penitencia en los cortejos de las cofradías sin ser hermanos de nómina de las mismas. 

A modo ilustrativo, en el siguiente gráfico podemos observar la considerable evolución que han sufrido los registros de las cofradías fontaniegas en las últimas décadas, con datos relativos a los años 1967, 2002 y 2024; con un intervalo de cincuenta y siete años en total, treinta y cinco en las dos primeras fechas, y veintidós de 2002 a la actualidad. 

Teniendo en cuenta que la población fontaniega en 1967 era de 9.968 vecinos, el 10,08 % de los fontaniegos estaban inscritos a alguna hermandad de penitencia. En 2024, con una población de 7.217 vecinos, el 43,82 % son hermanos de una cofradía local.

Si sumamos las nóminas de las cinco cofradías de penitencia y el grupo parroquial del Señor del Calvario a día de hoy, se alcanza el montante de 3.162 personas. Una cifra que aunque no objetiva, si refleja el potencial que las hermandades representan dentro del tejido social de la localidad. Y decimos no objetiva, pues se dan casos de que una persona pertenezca a más de una hermandad, o que incluso sean foráneos. 

Al margen de la propia nómina de miembros de cada hermandad, es preciso reflejar el volumen de personas que pone una cofradía en la calle durante su estación de penitencia, y que no siempre se cuantifica, ya que además de nazarenos y costaleros, en el cortejo se incluyen niños de monaguillos, cuerpos de capataces, personas de paisano alumbrando tras los pasos, auxiliadores externos de la cofradía, o incluso las propias bandas, que en el caso de la Fuentes de Andalucía y que acompaña a cada uno de los pasos de palio de las hermandades la componen 75 personas, lo que llega a duplicarse en el caso de las cofradías que llevan dos formaciones musicales. 

La religiosidad popular constituye hoy un fenómeno creciente, y no podemos cuantificar exclusivamente a los hermanos o devotos que se incluyen en los respectivos cortejos procesionales, sino que es preciso también considerar los cientos de personas que, desde fuera, disfrutan y experimentan el discurrir de la cofradía y cuanto ello supone. 

La dimensión identitaria es fundamental para explicar la pervivencia e incluso el esplendor actual de la Semana Santa en lugares como Fuentes, en los que constituye un hecho social y un referente de identificación colectiva, ya que se trata de una celebración no solo religiosa sino también ciudadana, que se sostiene en la fe y mantiene vivos valores de cohesión y cooperación. 

Si tomamos, a modo de ejemplo y como cofradía media, el caso particular de la Hermandad de la Humildad en lo que se refiere al número de personas que conforman su cortejo, alcanzamos la cifra de 549 individuos (238 penitentes nazarenos, 8 acólitos de cirial/turiferarios, 25 niños monaguillos, 73 costaleros, 5 capataces/auxiliares, 150 músicos en dos bandas y 50 mujeres alumbrando), quedando de manifiesto el poder de convocatoria que las cofradías representan dentro del tejido social fontaniego, ya no solo como estructura orgánica, sino en cuanto puedan llegar a promover dentro del calendario de actividades de la localidad.

Francis J. González Fernández
Cronista oficial de la villa de Fuentes de Andalucía