Estos días de confinamiento mucho se habla
ineludiblemente del coronavirus, pero a lo largo de la historia otras pandemias
marcaron la vida de la población mundial. Las infecciones y las epidemias ya
eran la principal causa de mortalidad cuando el homo sapiens vivía en las
cavernas hace decenas de miles de años. Y ahora que resurge de nuevo ese temor
ancestral al contagio, en una sociedad que creía haber alejado esas amenazas
gracias al avance del conocimiento, podemos remontarnos al pasado y narrar las
medidas que los pueblos ponían en marcha para su protección.
A lo largo de la historia ciudades y pueblos han
contado con murallas y cercas, unas tenían fines defensivos y otras servían
para control fiscal y sanitario. De este modo, y gracias a diversas citas
localizadas en los archivos municipal y parroquial, podemos traer a colación
diversos barreos que a finales del siglo XVI y durante la centuria del XVII se
hicieron en la villa de Fuentes, situada a escasas leguas de los notables
núcleos poblacionales de Carmona y Écija, en el viejo reino de Sevilla.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua
el término barrear, hoy en desuso, significa «cerrar, fortificar con maderos o fajinas un sitio abierto», y en
la Edad Media simplemente cercar o amurallar [1].
Con esta práctica, y ante males tan contagiosos, los
pueblos se intentaban librar de las epidemias protegiendo a sus habitantes con
el aislamiento de los mismos, controlando el acceso a los núcleos de población
y cerrando todas sus puertas, salvo una o dos por las que se tenían que acceder
forzosamente bajo estricto control. También, debido al alto componente
religioso de la época, las poblaciones se acogían a la protección de un
determinado santo, y que en el caso particular de Fuentes, fue San Sebastián.
A lo largo de los siglos XVI y XVII la peste fue la
pandemia crónica que más afectó ineludiblemente a Fuentes y su comarca, y son
diversos los registros documentales que dan testimonio de ellos, así como de
los consiguientes barreos llevados a cabo por iniciativa del propio cabildo
municipal.
El profesor Cerro Ramírez, en su libro «La villa de Fuentes. 1578-1800» cita
cómo en las décadas finales del siglo XVI y durante el siglo XVII «Fuentes, al ser una pequeña población con
escaso número de habitantes […] y
estar aislado de otros núcleos de población importante, se fue librando de las
sucesivas pandemias. La forma más común para evitar el contagio era declarar la
villa en cuarentena y aislarla de la presencia de posibles portadores de la
enfermedad, procedentes de lugares que estuvieran infectados por tan terrible
mal» [2].
El primer cercado de la villa del que se tiene
conocimiento se remonta a 1583. En el cabildo celebrado por el Concejo,
Justicia y Regimiento de la villa el 2 de marzo de este año se acordó –ante la
amenaza de la peste– el barreo del núcleo de Fuentes, dejando solo abiertas las
puertas de Marchena –en la parte baja de la Barrera de Palacio, hoy plaza de
España– y la del Monte –al final de la calle Carrera–, siguiendo el ejemplo de
otras localidades del entorno geográfico.
«[…] En este Cabildo el dicho señor Alcalde,
Cristóbal Gómez Tortolero propuso que ya que a sus mercedes es notorio como la
ciudad de Écija, villa de Carmona, Marchena, Osuna y otros lugares de esta
comarca se han barreado y van barreando con toda diligencia para guardarse de
la peste que se dice andar en muchas partes de esta Andalucía, de manera que
por la misma causa conviene asimismo que esta dicha villa se guarde y barree
porque no haciéndolo se les impedirá a los vecinos de esta dicha villa la
entrada, trato y comunicación con las demás partes que se guardan y que están
declaradas. Una de las cuales es la ciudad de Sevilla, de donde tanto daño se
seguirá a los dichos vecinos de esta dicha villa si no entrasen y tratasen en
ella.
Que
sus mercedes provean lo que convenga y debiéndose barrear de adonde se proveerá
el dinero para ello.
[…] Asimismo que
solamente queden dos puertas: la una, la puerta de Marchena, otra a la puerta
del Monte que es al fin de la Carrera. Y que se tenga cuidad de enviar a la
dicha ciudad de Écija por razón de los lugares de que se guarda» [3].
Hemos de tener en cuenta que durante centurias Fuentes
se encontraba en la línea de paso para comunicar Sevilla con Córdoba. Si
durante quince siglos la Vía Augusta había sido la principal vía de
comunicación, que viene a coincidir con el actual trazado de autovía del Sur
(A-4), es en la primera mitad del siglo XVI cuando, por primera vez, aparece
documentalmente un nuevo trazado que influiría considerablemente en el
desarrollo y auge de la naciente villa de Fuentes y que sería conocido como
Carril o Ruta de la Lana. La significativa localización geográfica como punto
de paso en una importante vía de comunicación, provocó que Fuentes recibiera
importantes personalidades históricas de la época y se convirtiera en lugar de
paso obligado, que por el contrario no era nada beneficioso en épocas de
epidemias.
Fernando Colón, hijo del descubridor, realizó en torno
a 1517 un conjunto de noticias geográficas que darían lugar a su obra «Descripción y Cosmografía de España».
En ella aparecían dos caminos para unir Sevilla y Córdoba con Toledo, Madrid y
Alcalá de Henares, en el centro de la Península, recogiendo dos trazados para
desplazarse entre Córdoba y Sevillla: uno por la margen derecha del
Guadalquivir, y otro por Guadalcázar, Écija, Fuentes, Carmona y Sevilla,
atravesando la villa fontaniega a través de la entonces calle Mayor.
Es también en la centuria del XVI cuando aparecen los
primeros repertorios de caminos, posiblemente las primeras publicaciones
europeas con carácter utilitario, a modo de guías de viaje, que aportaban
valiosa información sobre los caminos existentes y su estado de conservación.
De este modo surgen los trabajos de Pero Juan Villuga
en 1546 y Alonso Meneses en 1576. Ambos recogen el camino para ir de Sevilla a
Córdoba que pasaba por Fuentes y que ya citara Colón, añadiendo los lugares
geográficos de la Venta del Alvar, entre Carmona y Fuentes, y la Venta del
Palmar, entre Fuentes y Écija.
Estos itinerarios se consideraban los más rápidos para
los desplazamientos y eran los que probablemente se encontraban en mejores
condiciones, pero a la vez, por la actividad en el paso de diligencias,
caminantes y viajeros, convertían a los núcleos de paso en lugares más
propicios para la expansión de epidemias y otras enfermedades contagiosas.
En 1727, Pedro Pontón sigue localizando a Fuentes como
lugar de paso obligado en el camino de Madrid a Sevilla [4].
Retomando la cuestión que nos ocupa, en el cabildo
celebrado el 9 de junio de 1599 [5] se volvieron a adoptar medidas para barrear
la villa y librarla de la epidemia vigente, y dos años más tardes, el 19 de
marzo de 1601 [6], se tomaron nuevas acciones de cercado a consecuencia de la
epidemia. Ante la magnitud de la enfermedad, en el Cabildo del 27 de mayo de
1601 «se trató como respecto de que cada
día va en aumento las enfermedades del hambre que por los lugares comarcanos
crece, se mandó cerrar las puertas de límite y que sólo se sirviese esta villa
por la Puerta del Monte y que en ella guardasen personas responsables y de
confianza que pudiesen despachar entre muros y lo demás que se le ofreciese».
[…] «los vecinos que fuesen señalados por
guardas para la dicha puerta del monte, el uno de ellos ha de tener la llave y
a las 3 de la mañana ha de abrir y estar advertido el día sin que ninguno falte
salvo a horas de comer yendo uno y quedando otro» [7].
Décadas más tarde, en el cabildo acontecido el 3 de
junio de 1637 [8], se encomendó a los regidores Pascual García Pilares y
Francisco Martín de Góngora que se personaran en los lugares de la comarca con
presencia de epidemia de peste, para conocer de primera mano la situación a la
hora de adoptar las medidas pertinentes en la villa de Fuentes. De tal magnitud
era la epidemia que días más tarde, en cabildo convocado para el 23 de junio,
los presentes determinaron barrear la villa para guardarla de la peste.
Pero las epidemias no cesaban, y en 1649 amenazó de nuevo
estos lares de la campiña sevillana. En cabildo del 6 de enero se acordó
acometer el barreo de la villa «para
evitar contagio de enfermedades» [9], de la misma forma que lo estaban
haciendo otros núcleos cercanos.
Ante el temporal de invierno, que había dañado
considerablemente las cercas, en abril se acordó el reparo de las cercas y
portillos que servían para proteger la villa. Durante el periodo de tiempo que
la epidemia estuvo vigente, el acceso a la población era controlado por cuatro
aguaciles, a los que, en cumplimiento de lo dictado en el cabildo de 12 de
julio de 1649 [10], se le otorgaron 40 reales a cada uno por su diligencia en
la vigilancia de las puertas y otros actos relativos a evitar el contagio de la
peste.
La epidemia no remitía, y un nuevo brote se expandió
por la zona, por lo que en enero de 1650 se toma la decisión de cerrar la
Puerta del Monte y que sólo quede abierta la de Marchena, con los guardas
pertinentes [11]. De tal magnitud fue la epidemia que el cabildo prosiguió
tomando medidas en los meses siguientes, como consta en las actas de los
cabildos de 24 de abril y 1 de mayo.
Casi un siglo después del primer barreo documentado de
1583, en el verano de 1679 se llevó de nuevo a cabo esta práctica en la villa
de Fuentes, según unas notas aparecidas al final del libro de colecturía de la
Iglesia Parroquial que da comienzo en el año 1711 [12].
«Cuando
se hallavan los Pueblos sincumbezinos con la calamidad de la peste...»
[…] «...se Barreo esta villa teniendo en
cada puerta un diputado con sus guardas para que no entrase ningun transitante».
Parece ser que el 27 de agosto de 1679, habiendo sido «Dios servido de precabidad de tal conatgio», Fuentes y sus vecinos
«le votaron fiesta a Ntra. Sra. y a su
Patron Sn. Sebª. [San Sebastián]». Seguidamente la inscripción cita, en
referencia a la fiesta del patrón, «la
que se selebra la ultima Dominica de Sep. [septiembre] con visp. [víspera]
tercia procesión sermón y missa, con la Mayor Solemnidad que cabe». Esto
último nos confirma la inexistencia de peste en Fuentes en esta época, ya que
el pueblo celebró fiestas de acción de gracias en honor del patrón por la
liberación de tal mal.
Finaliza el documento diciendo: «Todo consta del Cabildo que se celebró ante Juan Cid de Villanueba...
...siendo corregidor el Licdo. Dn. Miquel Pachi de Cardona, Aguacil Mayor
Alonso López Pilares y regidores Juan Caro Barrera, el Capitán Nuñez Valeros y
Luis Sánchez Arjona y otro. Fdo.: Bart. [Bartolomé] de Sarria».
Francis J.
González Fernández
Cronista oficial de Fuentes de Andalucía
NOTAS:
1]
NAVARRO LORA, José María. Del barreo de la villa de Fuentes. En Aires Nuevos: Periódico de información local.
Fuentes de Andalucía (Sevilla): Asamblea local de Nueva Izquierda-Verde
Andaluza (NIVA), julio 2001, I época, núm. 4, pág. 7.
2]
CERRO RAMÍREZ, Jesús. La villa de Fuentes
(1578-1800). Fuentes de Andalucía (Sevilla): Ayuntamiento de Fuentes de
Andalucía, 2011, p. 105.
3]
(A)RCHIVO HISTÓRICO (M)UNICIPAL DE (F)UENTES DE ANDALUCÍA. Actas Capitulares.
Libro 1. Cabildo 2-III-1583.
4]
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Francis J. Fuentes de
Andalucía, una mirada al pasado: Tomo II. Fuentes de Andalucía (Sevilla):
Ayuntamiento de Fuentes de Andalucía, 2013, p. 19-20.
5]
A.M.F. Actas Capitulares. Libro 3. Cabildo 9-VI-1599.
6]
Ibídem. Cabildo 19-III-1601.
7]
Ibídem. Cabildo 17-IV-1601.
8]
Ibídem. Libro 4. Cabildo 3-VI-1637.
9]
Ibídem. Libro 5. Cabildo 6-I-1649.
10]
Ibídem. Cabildo 12-VI-1649.
11]
Ibídem. Cabildo 11-I-1650.
12]
(A)RCHIVO (P)ARROQUIAL SANTA MARÍA LA BLANCA DE (F)UENTES DE ANDALUCÍA. Libro X
de Colecturía y Entierros de 1711. Fol. X. (Referencia incompleta que será
actualizada al término del estado de alarma y podamos personarnos en el Archivo
Parroquial).
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