Es en 1929 cuando, tras no pocos esfuerzos,
los salesianos de don Bosco logran establecerse en Fuentes de Andalucía. Ello
fue posible gracias a la generosidad y el compromiso cristiano de las hermanas
María de los Ángeles y Ana Sevilla Fernández de Peñaranda, que donaron la casa
solariega principal de la familia, situada en la calle Fernando de Llera número
5, unos solares en la calle del Convento y las rentas necesarias para la
institución de un patronato benéfico docente del que se habían de beneficiar
los niños del pueblo, con especial incidencia en aquellos con necesidades
básicas.
Tras la firma de los acuerdos y las obras
de adecuación de las estancias, en diciembre de 1929 llegan los primeros
salesianos a Fuentes e inminentemente –el 7 de enero de 1930– se abriría el
colegio con las aulas repletas de niños, complementando sus labores docentes
con acciones asistenciales y pastorales, por lo que pronto los salesianos se
ganaron el cariño y la estimación de los fontaniegos.
Don Bosco y los salesianos han sido a lo
largo de la historia de la Iglesia los principales impulsores de la devoción a
la Virgen María bajo el título de Auxilio de los Cristianos; y de este modo, tras
su llegada a Fuentes, la naciente comunidad pronto encargó la ejecución de una
imagen de María Auxiliadora para la iglesia del colegio, que sería donada por
la fundadora, Ana María Sevilla Fernández de Peñaranda.
Su ejecución correría a cargo de José
Alarcón Santa-Cruz, en los nacientes talleres de escultura de la casa salesiana
de la Trinidad de Sevilla –aunque como trabajo privado del escultor–, y la
nueva efigie sería recibida en Fuentes de Andalucía el 4 de junio de 1930, de
lo que se conmemoran ahora 90 años. Desde entonces, la Virgen está expuesta al culto
en uno de los altares principales del crucero de la Iglesia de San José, del
ex-convento mercedario descalzo, y a la sazón iglesia del colegio salesiano fontaniego
de 1929 a 1948.
La llegada de la nueva talla a Fuentes se
convirtió en todo un acontecimiento que, por la minuciosidad de detalles,
reproducimos literalmente a través de la crónica de la entronización de la
Virgen de don Bosco en Fuentes de Andalucía y los cultos celebrados, escrita
por el primer director de la casa, Rafael Tormo García.
«Junio
1930. El día cinco reinaba enorme entusiasmo y expectativa, pues el día
anterior en medio de un gran diluvio pudo ser traída la estatua, por el
escultor Sr. Alarcón. Colocose en el paso, prestado gentilmente por el Sr.
Alejandre, Alcalde de Fuentes, quién dio toda clase de facilidades, así como
las demás autoridades. A pesar del mal tiempo, desfilaron por la Iglesia
muchísimas personas, que salieron prendadas de la hermosura de la imagen.
En
este mismo día fuimos a la estación a esperar al predicador y cantores que
debían llegar en tren. A su hora llegó el convoy y me dan la terrible nueva de
que D. Salvador quedaba en cama víctima de un terrible cólico. Tal noticia con
el ajetreo de improvisaciones y preparativos me produjo un dolor de cabeza
terrible. El desencanto fue atroz. Acudí a D. José Ojeda, quién se prestó a
predicar aquella noche. A la hora del triduo la gente, que esperaba desde muy
temprano se abriera la Iglesia, penetró en ella como una avalancha, ocupando
bancos, sillas y hasta el último rincón de la Iglesia, coro, tribunas,
presbiterio. Daba realmente miedo tanta aglomeración.
Revestidos
los sacerdotes, bendijo solemnemente la imagen el Sr. Cura Párroco. Para esta
ocasión un aficionado a la pintura, D. Luis Carrillo, hizo un cuadro del Beato
Juan Bosco, y fue asimismo bendecido y expuesto al culto en un altar lateral.
De María Auxiliadora fue madrina la fundadora de estas escuelas y donante de la
estatua. Del beato lo fue Dña. Rosario, esposa del pintor D. Luis Carrillo.
El
segundo día debió predicar el Director de la Casa. Para el tercero invité y
traje de Carmona al Sr. Inspector quién lo hizo a pesar de no estar bueno de
salud, por efecto de una hernia gravísima. Consecuencia de ello fue que se echó
a morir y a prisa y corriendo lo llevamos en auto a Sevilla, dejándolo en la
Clínica de la Salud, para ser operado. Hubo que vencer su obstinación,
lográndose al fin librarse de una afección peligrosa.
Dimos
vuelta a Fuentes llegando a las cuatro y media de la mañana, fiesta de María
Auxiliadora, celebrándose ésta y su procesión con inusitado esplendor. Predicó
D. Miguel Molina, vino la Banda de la Trinidad, el pueblo adornó con arcos y
colgaduras casas y calles; pero tampoco faltó la nota trágica, pues se prendió
fuego a un manojo de cohetes que sembraron el pánico entre la gente menuda y
grande, siendo herida en un pie una vecina de la Iglesia, etc.
Siguió
la procesión en marcha triunfal con gran orden y devoción, regresando a la
Iglesia a las ocho y media dejando en todos imborrable recuerdo, la devoción
arraigada, la fundación asentada en buenas bases y todos bendecían a la
Auxiliadora de los Cristianos y al Beato apóstol de su devoción.
La
banda dio un nuevo concierto hasta las once de la noche y dio vuelta a Sevilla
en los camiones, y nosotros muertos de fatigas, molidos de tanto ajetreo. Hay
que notar que el tiempo estuvo espantoso y solo antes de la procesión quedó
sereno para contribuir al triunfo de María Santísima.
Los
antiguos alumnos de Utrera contribuyeron sólida y eficazmente a las fiestas,
con su dinero, con su asistencia y con su fervor».
No falto de contratiempos, la entronización
de la nueva imagen de María Auxiliadora en Fuentes de Andalucía fue un
acaecimiento gratamente recordado por los fontaniegos de la época, y fácilmente
vinculado al establecimiento de los salesianos en la localidad, de tan feliz
recuerdo. Como dato histórico, podemos aportar que junto al sacerdote Rafael
Tormo, en este primer curso la comunidad salesiana estaba formada por el
también sacerdote Esteban Corral y los clérigos José Ferro, José Báez y Manuel
del Castillo.
Tal y como aludíamos antes, el autor de la
efigie fue José Alarcón Santa-Cruz, sexto hijo
de una numerosa familia de ocho hermanos que nació un 27 de Noviembre de 1904
en Candeleda (Ávila), donde su padre, sevillano de nacimiento, ejercía temporalmente
como veterinario para el Ministerio de Sanidad de la época.
En 1907 la familia se trasladó a Alcalá de Guadaíra donde
José, ya en edad escolar, comenzó su educación en el colegio de los salesianos
de la localidad. Pronto mostró facilidad e interés por el dibujo y el modelado,
por lo que sus padres decidieron mandarlo al colegio que aquellos tienen en
Sarriá (Barcelona). Marchó en 1920 a dicho centro salesiano donde permanecería
hasta 1926. En 1927 regresa a Sevilla donde entra en contacto con el reputado escultor
marchenero Lorenzo Coullaut Valera (discípulo de Antonio Susillo), que le
contrata para colaborar en el monumento a Cervantes y el Quijote en la plaza de
España de Madrid, modelando algunas de las figuras bajo la dirección del
maestro. Esta colaboración durará algo más de dos años.
En 1929, el joven Alarcón viaja a Italia donde permanecerá
unos meses entre Roma, Milán y Turín. Al regreso a Sevilla, establece su propio
estudio y funda en el colegio Salesiano de la Trinidad el taller de Escultura,
donde ejercerá como profesor durante siete años formando nuevos artistas al
tiempo que satisfaciendo para la comunidad salesiana tanto nuevas producciones
como reposiciones restauradoras. En esa época se realizarán multitud de
retablos e imágenes para los colegios y casas salesianas de la región.
Su imaginería en madera tallada y policromada fue siempre
objeto de una cuidada ejecución, buscando una esmerada y alta calidad. A lo
largo de su extensa vida profesional, irá decantando su técnica y desarrollando
su propio lenguaje artístico sin perder nunca esas primeras líneas maestras
que, a pesar de su juventud, se manifiestan en todas sus obras –fundamentalmente
sus vírgenes–, como la de María Auxiliadora de Fuentes de Andalucía que nos
ocupa, de serena dulzura, una de sus primeros trabajos de envergadura a su
regreso de Sarriá. Posteriormente realizó las imágenes de María Auxiliadora de
Alcalá de Guadaira (Sevilla) y Tacna (Perú).
La imagen «salesiana» de María Auxiliadora
de Fuentes de Andalucía, conocida por el apelativo de «salesiana» por haber
sido traída por los discípulos de don Bosco en la época fundacional, sigue la
iconografía tradicional soñada por San Juan Bosco. La Virgen de pie luce túnica color rosa, que representa el amor materno,
prendida con un cinto hebreo en la cintura, y manto color azul, que simboliza
la sabiduría, cerrado con un broche en el pecho y recogiéndose en la parte
delantera bajo la imagen del Niño Jesús. En la mano derecha María porta el
cetro, en alusión a su doble condición de reina y dispensadora de gracia,
mientras que en la izquierda aparece el Niño, levemente sonriendo, con túnica
color crema y los brazos abiertos como símbolo de auxilio. Ambos portan corona,
que simboliza el triunfo, y María aro de estrellas en número de doce, mencionado
en el Apocalipsis, en metal dorado. La Virgen presenta frondosa cabellera
morena, con la mirada baja, y una amplia cenefa policromada, estofada en oro
con motivos vegetales, en los bordes del manto de la madre y la túnica del
hijo.

El grupo sigue en su concepción la línea
de los modelos procedentes de Sarriá: cierta rigidez y hieratismo en las
figuras característicos de aquella escuela. Sin embargo, Alarcón incorpora en
esta imagen una característica de la imaginería andaluza: la juventud en la
Virgen con rasgos finos y elegantes, también en el tratamiento del pelo.
Tras el cierre del colegio y la marcha de
los salesianos de Fuentes en 1948, la Virgen quedó para el pueblo y siguió
expuesta al culto en el retablo ocupado en la iglesia de San José. Los antiguos
alumnos siguieron manteniendo los cultos anuales y organizando la procesión en
torno a la fiesta de la Virgen, cada 24 de mayo.
En 1978 nació en la localidad una romería
a esta advocación, aunque con otra imagen de menor tamaño, que desencadenó en
la fundación de una Hermandad en 1981, la cual ha asumido desde entonces y
promovido el culto a la Virgen de don Bosco.
Fue en 2009 cundo procesionó por último
vez por las calles de Fuentes de Andalucía la imagen «salesiana» de María Auxiliadora,
ya que a esa fecha la Hermandad homónima centralizó los cultos en la efigie
sedente de la Virgen, titular y propiedad de la Hermandad, que fue bendecida en
1988, aunque la imagen primitiva sigue expuesta al culto en la iglesia de San
José, en el retablo que ocupara a su llegada en 1930, de lo que se conmemoran
en estos días nueve décadas.
Francis J. González Fernández
Cronista oficial de la villa de Fuentes de Andalucía
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA:
- Archivo
Inspectorial de Sevilla. Sección Fuentes
de Andalucía. Caja única.
- Archivo
de la Hermandad de María Auxiliadora de Fuentes de Andalucía. Libro de Actas
1981-vigente.
- Archivo
Parroquial Santa María la Blanca de Fuentes de Andalucía. Legajo Patronato
«Santa Ana». Escritura de fundación.
- Breve
reseña biográfica de D. José Alarcón Santa-Cruz aportada al autor por su hijo,
D. Juan José Alarcón Bocanegra, al que agradezco enormemente su disposición.
- GONZÁLEZ FERNÁNDEZ,
Francis. J. (Dir.) Auxiliadora: 40 mayos.
Crónica histórico-gráfica de la Romería de María Auxilidora de Fuentes de
Andalucía 1978-2017. Fuentes de Andalucía (Sevilla): Hermandad de María
Auxiliadora, 2017.
- GONZÁLEZ
FERNÁNDEZ, Francis. J. Auxilium
Christianorum: La devoción a María Auxiliadora en Fuentes de Andalucía.
Fuentes de Andalucía (Sevilla): El Autor, 2013.
- LÓPEZ
RINCÓN, Felipe: Los Colegios Salesianos
de Sevilla y su provincia. Hechos históricos y aspectos artísticos. Morón
de la Frontera, 2000.