Desde que mi recuerdo alcanza, su inconfundible voz es uno
de los sonidos entrañables de mi Martes Santo. Hoy ya goza de la presencia
divina de Dios y forma parte de la Cofradía del Cielo. A la memoria de N. H. D.
Agustín González Beltrán (Q.e.p.d.).
El 1 de febrero de 1923, la Junta de Gobierno de la
Hermandad de la Humildad autorizó al hermano mayor Millán Herce Cárdenas, que
acababa de tomar posesión de su cargo en el mismo Cabildo por fallecimiento de
su predecesor, para adquirir a una cofradía sevillana un manto de terciopelo
negro bordado en oro para Nuestra Señora de los Dolores, cuyo precio ascendía a
2.000 pesetas.
Para tal adquisición, la Hermandad contó con importantes
donativos de un grupo de hermanos, recibiendo 300 pesetas de María González
Herce, camarera de la Virgen y viuda del recién fallecido hermano José González
Hernández; Millán Herce aportó 140; Ricardo Lozano Hernández, 140; Francisco
Lora Santana, 25; Manuel González Padilla, 25 y Dionisio Moreno de la Hera, 25.
Desde el hallazgo de estos datos, que así constan en acta en
el archivo de la Hermandad, cuando sometimos a estudio el mismo, previo a la
publicación de nuestra obra «Fuentes Penitente» (2002), no pocos han sido los
esfuerzos realizados para llegar a conocer la procedencia del manto en
cuestión, el cual sigue utilizando la Dolorosa de la Hermandad en la estación
de penitencia de cada Martes Santo.
La investigación nos llevó a estudiar las Cofradías
hispalenses que se encontraban en activas en la capital en los años del primer
cuarto del siglo XX, y dentro de éstas, aquellas que en las dos décadas
anteriores a 1923 habían sustituido o reemplazado los mantos procesionales de
sus Dolorosas.
Tras esta criba, centramos el estudio en las imágenes de
Nuestra Señora del Rosario (Montesión), Virgen de Gracia y Esperanza (San
Roque), Nuestra Señora del Refugio (San Bernardo), Nuestra Señora del
Subterráneo (La Cena), Nuestra Señora de los Ángeles (Los Negritos) y Nuestra
Señora de la Estrella (Estrella).
A partir de aquí, los contactos con miembros de las
distintas hermandades han sido constantes, con objeto del análisis de los
archivos de cada cofradía en busca de cualquier dato que nos fuera resolviendo
la incógnita.
En algún momento llegamos a pensar, si se diera el caso de
que el manto procedía de la Hermandad de Montesión, que el mismo fuera el que
el afamado pintor Joaquín Sorolla reflejara en su célebre obra «Paso de la
Virgen del Valle» (1914, óleo sobre lienzo, Madrid: Museo Sorolla), un título
erróneo, pues el paso de palio que el pintor reprodujo fue el de la Virgen del
Rosario de Montesión.
Consultados distintos expertos en la temática del bordado
procesional de la época, nos aportan que, a simple vista, el manto procesional
de Nuestra Señora de los Dolores de Fuentes de Andalucía se puede relacionar
con el taller de Miguel del Olmo Rodríguez, de principio del siglo XX, por el
parecido del mismo con el palio de la Amargura de Aracena y el de la Virgen del
Traspaso de Jerez de la Frontera, ambos salidos de este taller hispalense.
El manto en estudio es ya de corte simétrico, pero con
resabios románticos de asimetría, típico de esta época. En el último tercio del
siglo XIX los diseños son en general de grandes rellenos y composición
asimétrica y no suelen darse simbología como el anagrama de la Virgen, como
posee este manto.
Por otro lado aportar que, desde que en 1900 el genial Juan
Manuel Rodríguez Ojeda realizara el manto de malla de la Esperanza Macarena,
marcará el nuevo estilo, en el que los diseños de los talleres sevillanos pasan
a ser simétricos y con un eje central, salvo algunas excepciones.
El manto de la Virgen de los Dolores aún conserva un detalle
asimétrico en el tallo con la flor del centro. Todo ello nos lleva, a título
personal y aproximativo, a datar su ejecución en los primeros años del siglo
XX, como máximo hasta el año 1905, a partir del cual se puede hablar de una
transición casi completa a los nuevos diseños.
Miguel del Olmo tenía establecimiento de galanería,
pasamanería, cordonería y todo tipo de ornamentos religiosos, con la
especialidad de bordado para «vestido de imágenes», en la sevillana calle
Zamudio. A principios del siglo XX la familia trasladó el negocio a la calle
Francos, 46, y con la muerte del progenitor, la viuda y dos de sus hijos
abrieron un establecimiento similar en el número 24 de la misma calle, en torno
a 1912-13, bajo la nominación de «Hijos de Miguel del Olmo», que se mantendría
hasta 1931.
Aún cuando los datos técnicos nos enfocaban a una cofradía
en concreto, no hemos querido desestimar las otras opciones, y he aquí parte de
los resultados de nuestra investigación, que sigue abierta con la esperanza de,
más pronto que tarde, poder hallar los pertinentes documentos que nos desvelen
la procedencia y autoría del manto procesional de Nuestra Señora de los Dolores
de la Hermandad de la Humildad de Fuentes de Andalucía.
Aún así, no está siendo nada fácil, debido a las importantes
lagunas documentales de los archivos de algunas de las cofradías en cuestión,
carentes de documentación de la época por diversos motivos: quema de iglesias
en 1936, inundación de 1961, desaparición de libros de actas y pérdida de
documentación de archivos, etc.
San Bernardo.- Entre 1884 y 1902, la Virgen del Refugio sale
con un manto bordado por el taller las señoras Cuadra, que posteriormente es
reemplazado por uno de Rodríguez Ojeda que hoy posee la Virgen del Mayor Dolor
de Jerez. Que el manto permaneciera en la Hermandad sin uso de 1902 a 1923 nos
hace calificar esta opción como poco probable. A la fecha no se han encontrado
datos documentales en archivo.
Montesión.- En 1884, esta cofradía estrena un manto negro
bordado en oro por Eloísa Rivera, que utiliza hasta 1920, año en el que estrena
uno de seda blanco, siendo la primera vez que la Virgen del Rosario sale con el
manto recogido de la forma tan característica y peculiar de este palio
sevillano, cuya tradición mantiene. El manto de Eloísa Rivera es que el que
aparece en los famosos cuadros de Sorolla. El manto fue vendido a la Hermandad
de Jesús Nazareno (San Juan) de Écija en 1970 y reconvertido en túnica para el
Señor, por lo que la opción de Montesión queda desestimada.
San Roque.- La Virgen de Gracia y Esperanza procesiona desde
1907 a 1912 con un manto de terciopelo negro bordado en oro obra de Gracia
Castilla, siendo sustituido por otro de talleres de Olmo, que regala la familia
de los Sarasúa. Del manto de Gracia Castilla no se conoce ni su destino ni se
posee imagen alguna, debido a que casi la totalidad del archivo de la hermandad
y gran parte de los enseres de la misma fueron destruidos en el incendio de la
iglesia de 1936, en el que también pereció el manto de los talleres de Olmo estrenado
en 1913.
La Cena.- En 1918 y 1919 la Virgen del Subterráneo salió con
un manto en terciopelo rojo de un taller de Zaragoza, que no gustó y fue
vendido. En 1923 estrenaría en la salida procesional un manto azul liso, que
Rodríguez Ojeda bordaría en 1924, pero queda la interrogante del manto
utilizado en ese espacio de tiempo. Debido a su provisionalidad, no parece
lógico que se adquiriera un manto bordado para ser utilizado de 1920 a 1922, a
lo que hay que añadir la tesitura económica de la hermandad, mermada en estos
años por importantes reformas e incorporaciones de patrimonio.
Estrella.- La Virgen de la Estrella utilizó un manto de
terciopelo negro de 1901 a 1907, que dejó de procesionar al adquirir el actual,
antiguo de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso del Gran Poder. Hasta el
momento de la publicación de este trabajo, no hemos podido hallar ningún dato
que podamos relacionar con esta opción. Ni siquiera se tiene constancia si el
manto estaba o no bordado.
Los Negritos.- La última de las opciones, cuya investigación
está abierta, es esta cofradía. El manto que la Virgen de los Ángeles utilizara
desde 1905 hasta 1915, año este último en el que Juan Miguel Rodríguez Ojeda
realizara nuevo manto y palio. Los datos son escasísimos, a lo que hay que
sumar la pérdida de gran parte del archivo documental de la Hermandad como
consecuencia de la famosa riada de Sevilla de 1961 con el desbordamiento del
Tamarguillo.
Agradezco la colaboración a Julio Gómez Trigo, Manuel Ojeda
Macías, José Antonio Arévalo Quijada (San Bernardo), Antonio Sánchez García
(San Roque), Francisco Javier León Lozano (La Cena) y Rafael Asquith Gómez (Los
Negritos).
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