En las últimas décadas, esta costumbre de «copiar» lugares emblemáticos de otras ciudades del mundo –conocida como «duplitectura», uniendo los términos duplicidad y arquitectura– es una constante en China, donde es frecuente encontrarlas en varias de sus provincias. En Dailán, por ejemplo, se puede disfrutar de los canales de Venecia sin salir de las fronteras del gigante asiático. Un hecho que no forma parte de parques temáticos o infraestructuras de exposiciones universales, sino que se trata de comunidades completamente funcionales donde las familias chinas viven y crían a sus hijos.
No deja de ser una práctica controvertida. Algunos la consideran una forma de plagio y de falta de originalidad, mientras que otros la ven como una forma de expresión cultural y de intercambio de ideas, basada en la inspiración e influencia de distintas corrientes o estilos artísticos o arquitectónicos que no es una tendencia reciente.
La arquitectura regionalista sevillana supo sintetizar una herencia cultural que abarcaba desde el arte islámico hasta el barroco del siglo XVIII pasando por el mudéjar, y la Exposición Iberoamericana de 1929 jugó un papel decisivo al revalorizar esta identidad sevillana y su arquitectura propia, reutilizando no solo modelos del pasado, sino sus técnicas y sus materiales constructivos enriqueciendo el patrimonio de la ciudad.
En 1925, Talavera recibió el encargo de proyectar el Pabellón de Agricultura. Para ello el arquitecto diseñó una vivienda señorial de ámbito rural con una fachada principal neobarroca, con una gran portada con columnas salomónicas, entre dos torres-miradores gemelos situados a ambos lados.
Se trataba del primero de los dos proyectos que el arquitecto realizó para el Pabellón de Agricultura de la Exposición, que con el tiempo pasaría a ser denominado Pabellón de Aceite y Agricultura según las directrices de la organización, y generalizándose en la forma Pabellón del Aceite.
En ese primer proyecto fallido, cuya documentación se conserva y se reproduce aquí, Juan Talavera compilaba elementos de la arquitectura señorial tanto de Écija como de Fuentes de Andalucía. La portada del pabellón estaba claramente inspiradas en las homónimas de los palacios de Peñaflor y de Benamejí, de Écija, franqueada por las dos torres, diseñadas a semejanza del mirador fontaniego citado. Una similitud extrema que se aprecia en la ornamentación de los vanos, las pilastras almohadilladas, los pedestales bulbosos, así como los pinjantes que penden de estos o en los pináculos que coronan el tejado a cuatro aguas.
Sea como fuere, cierto es que lo que debió ser un notable edificio de la Sevilla del 29 se quedó en una carpeta, en un estante, de algún archivo, con la firma del arquitecto Juan Talavera Heredia.
BIBLIOGRAFÍA:
GRACIANI GARCÍA, A. (2023). Écija en la Exposición General Española de 1929. En: MARTÍN PRADAS, Antonio (dir.). Actas de las XV Jornadas de Protección del Patrimonio Histórico de Écija: Écija creadora, exportadora e importadora de influencias. Écija: Asociación de Amigos de Écija, 2023, págs. 115-132.
Servicio General de Fototeca y Laboratorio de Arte, Universidad de Sevilla. Registro 3-700.
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